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Femdonia.Acurrucaditos en Nochevieja
Escrito por Slipper

El último día del año se fue complicando a pasos agigantados.

Se nos fueron cayendo varios planes, los hijos de mi Ama ya volaban por su cuenta, aunque a Pedro estuvo a punto de costarle una buena paliza de su madre, pero al final la intervención de su novia, Lola que era el ojo derecho de mi Ama, lo libró de la tunda.

Por su parte, su hija Nadia se fue con amigas de la universidad a pasar el fin de año; la Nochebuena la habíamos pasado en familia y ahora tocaba divertirse con los amigos, y a nosotros en el último minuto se nos cayó el plan de cenar en casa de nuestra vecina del séptimo, como ya sabrán algunos lectores, es una afamada escritora que vive con su sumisa, y además iba a venir otra pareja que apenas conocíamos pero que nos caían muy bien.

Finalmente esta escritora cogió covid y tuvimos que anular todo, mi Ama un poco contrariada y diciendo que no nos salía nada bien, empezó a maldecir y finalmente dijo.

-¿Sabes lo que te digo? Que vamos a cenar tú y yo solos, a la mierda todo el mundo, ya verás que bien lo vamos a pasar.

-Pues claro que sí mi Ama, va a ser la mejor Nochevieja de mi vida, y ya verá cómo va a ser inolvidable.

Yo seguía con la costumbre de llamarla de Usted cuando me dirigía a ella como Ama, y de tutearla cuando la llamaba Pepi, que solía ser cuando estábamos acompañados, aunque cada vez más gente sabía de nuestra relación Ama sumiso, que por otra parte estaba cada vez más extendida en Femdonia.

Conforme iba pasando el día yo no paraba de pensar en cómo hacer que aquella noche fuera inolvidable para mi Ama, y una corta pero fructífera conversación con mi amigo Jose Luis por twitter me dio la idea, y la fui rumiando toda la tarde.

La cena la preparamos entre los dos, fue rica pero sin estridencias, cosas sencillas y sabrosas, buen vino y una buena botella de champagne.

-Ponte guapo y elegante que esta noche seguramente te viole.

-mmmmm que bien me suena lo que me dice mi Ama, ¿y usted que se va a poner?

-Por mí no te preocupes que cuando me veas te vas a mear.

-No sabe lo que me gusta mi Ama cuando está en plan matadora mmmmm.

La verdad es que nos pusimos bastante guapos, tanto que nos hicimos muchas fotos y se las mandamos a familia y amigos.

Mi Ama se puso un vestido de punto, bastante corto, de cuello vuelto, de color verde, y muy ceñido, le llegaba a medio muslo, pero cuando se sentaba se le subía un poco y se le veía casi todo, piernas enfundadas en una medias negras, todo el conjunto estaba absolutamente para comérselo, el atuendo lo completaban unos zapatos oscuros con bastante tacón que relazaban aún más todas las curvas de mi Señora, que junto a un maquillaje digamos que agresivo le daba un aspecto de femme fatale maravilloso.

Carmen, la amiga de mi Ama que conoce perfectamente nuestra relación, en cuanto vio las fotos nos llamó por teléfono y cuando habló conmigo me dijo.

-Ramón ten mucho cuidado esta noche que cuando la Pepi está en plan leona, es mucha Pepi.

-Me encanta mi Ama, en plan leona o en pan tigresa, la adoro de todas formas ya lo sabe, Señora.

-Lo sé lo sé, pero lo siento por tu culo jajaja, tiene cara de entrar a matar, así que prepárate…

En ese momento me arrebató mi Señora el móvil de mis manos, y mirándome fijamente empezó a decirle a su amiga.

-No te das una idea de cómo me estoy poniendo, entre el vino, el champagne…esta noche alguno que yo me sé, se va a comer las uvas caliente.

-Dale lo suyo y divertíos, y que pena que no hayamos podido quedar este año, ya lo dejamos para el año que viene, un besazo y pasarlo muy bien.

-Otro beso para ti también, ah y seguro que tú también tienes por ahí algún culo para ponerlo rojo, ya me contarás.

-Ay si jajajaja, ya te contaré, ya te contaré.

-Pues en eso quedamos, feliz año guapa.

Mi Ama cuando colgó estaba pletórica, eufórica, tanto que me llegó a decir, vamos a la calle y nos tomamos las uvas en el Ayuntamiento, y ya bailamos y nos divertimos un poco.

-Me parece perfecto mi Señora, ahora mismo voy a por los abrigos.

Aún quedaba una hora para las uvas, y nos daba tiempo de sobra para ir al centro tomarnos alguna copa, y tomar las uvas con toda la gente, pero quiso la mala suerte que en ese momento empezará a llover, y no sólo llover, todo un temporal arreciaba por momentos, el viento ululaba y el agua caía a cántaros.

-No pasa nada, bailaremos aquí tú y yo solos, no nos hace falta nadie para pasarlo bien.

-Claro que no Ama, esa es la actitud, ¿abro otra botella de champagne?

-Claro que sí, la noche es joven, vamos.

Bailamos con la música que ponían en la tele como auténticos locos, parecíamos casi adolescentes, y entre baile y baile fuimos buscándonos, primero una caricia, luego un beso, después un arrumaco, hasta que llegó una balada en la que nos abrazamos y nos besamos como dos animales, mi Ama me comió la boca con pasión mientras me amasaba el culo, se notaba que quería guerra, y a mí, eso siempre me ponía a tope, sólo pensaba en contentar a mi Señora, en satisfacerla, en colmar todas sus expectativas.

Al finalizar aquella balada que tan juntos y tan a gusto habíamos bailado, se me subió a horcajadas abrazándome la cintura con sus piernas, me miró con ojos de gata de salvaje y me dijo.

-¿Me habías dicho que iba a ser una noche inolvidable, verdad?

-Claro que sí amor mío.

-¿Has pensado algo?

-Pues había pensado que podríamos tomar las uvas de una manera especial, muy especial.

-¿Ah sí? Muacksssssssss y cuál es esa manera?

Toda esta conversación la teníamos como digo con ella subida a horcajadas mía besándonos con pasión mientras yo le sobaba las tetas y el culo como sé que le gusta a mi Ama.

-`Pues había pensado que en las campanadas, yo podría estar besándole los pies o las zapatillas, mientras Usted se toma las uvas.

-mmmmm no está mal, pero me parece mal que tú no te tomas las uvas y yo sí, así que lo haremos será que mientras me besas las zapatillas yo te azotaré con el látigo nuevo, un latigazo por cada campanada ¿cómo lo ves?

-Me encanta que mi Ama sea tan perversa.

-¿Tú crees que soy muy perversa?

La pregunta me sorprendió un poco y no supe que decir, así que dije con cierto miedo.

-Lo justo mi Ama, lo justo.

-Estoy muerta con estos zapatos, ve a por mis zapatillas, tráeme las nuevas.

Le traje unas zapatillas que le había regalado para Navidad, eran abiertas por detrás o destalonadas con suela de goma y un poquito de cuña y colores fundamentalmente blanco rojo, con algún toque azul, los colores eran objetos geométricos que le daban una forma final muy bonita y que podría decirse que le daban un aspecto mitad navideño mitad étnico.



Llegué con las zapatillas en mis manos, y me hinqué de rodillas junto al sofá donde estaba sentada mi Diosa con la intención de descalzarle sus zapatos de tacón y ponerle esas cómodas y zapatillas, y así me dejó hacerlo.

Al descalzarle el primer zapato empecé a besarle el pie a través de su media negra, me gustaba el ligero olor a sudor que impregnaba su pie, se lo besé y se lo lamí sin importarme que estuviera la media de por medio.

-Hummmm sí, sigue, sigue así.

Y así lo hice hasta que se cansó, y me dijo que se lo masajeara con mis manos, tras el masaje le calcé la zapatilla y empecé con el otro pie, y cuando estaba casi terminando me dio una patadita en la cara, y me dijo.

-Quítame las medias, que tengo calor

-Ahora mismo mi Ama.

Cuando se las quité, me dijo que siguiera chupando el pie que había dejado a medias, ahora sin media de por medio, y pude lamer y chupar cada uno de sus deditos, la planta de su precioso pie un pelín sudada, y tras aquello empecé con el consabido masaje, por sus gemidos supe que le estaba gustando.

-Dime una cosa Ramón, te gusta que sea tu Ama, ¿verdad?

-No hay nada que me guste más en el mundo mi Señora.

-A mí también me gusta ser tu Ama, cada vez más, pero creo que soy demasiado blanda contigo, te tengo a cuerpo de rey…

Yo estaba arrodillado a sus pies, y ella hablaba como para sí misma.

-Ve a la cocina y me traes la jarra donde hacemos el zumo.

-¿La jarra?¿Para qué?

-¿Ves? ¿A un ama se le cuestiona permanentemente Ramón?

-No mi Señora, lo siento muchísimo, ya voy a por la jarra.

Yo iba maldiciendo mi maldita curiosidad, le había preguntado a mi Ama no por cuestionarla, sino por puro fisgoneo, pero claro las apariencias eran otras y me propuse a mí mismo mejorar en ese aspecto y no preguntar jamás por mera curiosidad, obedecería y punto.

Cuando le llevé la jarra, se levantó quedándose descalza sobre la alfombra del salón y se metió la mano derecha por debajo de su vestido para sacarse de una forma rápida y elegantísima sus bragas, las lanzó al sillón, me miraba con lujuria, me pidió la jarra, y sin dejar de mirarme se puso la jarra debajo de su cueva sagrada y empezó a orinar, aquel néctar maravilloso llegó a medio litro, me lo tendió y me dijo.

-Este será tu champán esta noche.

-Si mi Ama será un placer, mil gracias.

-Límpiame, no ves que no tengo papel!!

La orden fue seca y tajante, así que tras dejar la jarra encima de la mesa me tire de rodillas y metí la cabeza por debajo de aquel elegante vestido de mi Ama y empecé a limpiar con mi lengua las gotitas de pis que tenía mi Señora, dios santo que maravilla, allí me sentía a salvo de todo, no podía haber mejor refugio que aquel, no veía casi nada pero lo suplía con el mucho interés que ponía.

Me dio un golpe en la cabeza para indicarme que ya era suficiente y se desembarazó de mí, yo pensaba que no pararía hasta que no le arrancara un orgasmo, pero mi Ama es imprevisible, siempre me sorprende.

-Venga vamos a brindar, échame en mi copa ese champán francés que me has comprado y en tu copa ya sabes lo que tienes que echar.

Efectivamente me eché la orina de mi Ama en mi copa y a ella le serví el caldo francés bien fresquito, y le dije.

-Me gustaría hacer un brindis si me le permite, mi Señora.

-Claro que sí, faltaría más.

-Brindo por la mejor Ama del mundo, y por la suerte que he tenido de poder servirla.

-Yo también, vamos, de un trago.

Me deleité saboreando el néctar de mi Ama, calentito y fuerte, pero al tomármelo sentía como si me estuviera llenando de ella, impregnando de ella, imbuyéndome de ella y me pareció el más sabroso líquido que había probado nunca, me lo bebí de un trago y le pedí permiso para besarla, ella me lo dio agarrándome de la nuca y dándome un morreo que me supo a gloria bendita.

-Uhmmmm qué rico.

-Pues claro que está rico si es de mi Ama.

-Oye, venga, que faltan tres minutos ¿me has traído el látigo?

-Ay no Señora, voy a por él ahora mismo.

El látigo se lo había regalado su amiga Lola, días después de darle una zurra digamos que terapéutica, y como para compensar le regaló un látigo corto, negro, con una empuñadura de unos 30 centímetros y el azote de un poco más largo casi de medio metro, era una sola tira, pero muy gruesa y redondeada.



Cuando se lo regaló no me fijé en exceso, pero ahora que lo tenía en mis manos y lo estaba sopesando pensé que aquello podía hacer mucha pupa, mucha más que otro flagelo de tiras que ya tenía mi Señora.

-Como te dije antes, yo tampoco me voy a comer las uvas, te cuento lo que vamos a hacer, no quiero que me beses las zapatillas, me vas a comer el coño, y yo mientras, a cada campanada te daré un latigazo, lo único que te pido es que cuando llegue la última campanada me corra en tu boca.

Yo pensé, “lo único que te pido” decía la cabrona (la cabrona en el buen sentido jajaja) o sea, quería que yo le comiera el coño mientras ella estaba cómodamente sentada en el sofá, dándome un latigazo por campanada, y encima correrse con la última, eso era rizar el rizo, a punto estuve de decirle que si eso me salía bien me podría ir al Circo del Sol, pero opté por la prudencia, no quería tener más errores aquella noche.

-Muy bien mi Señora lo intentaré con toda mi alma.

-No quiero que lo intentes, quiero que lo consigas, así que más vale que empieces, que te quedan dos minutos, y quítate los pantalones antes, anda.

Madre mía, nunca había comprobado el tiempo que tardaba en correrse mi Ama las veces que yo le había comido el coño, pero mucho me temía que bastante más de dos y bastante más de tres minutos seguro, así pues sin más tiempo que perder tras quitarme los pantalones como una centella, me arrodillé entre las zapatillas de mi Ama, le subí el vestido y me amorré a su tesoro.

Lo lamí con glotonería, no había tiempo para entretenerse en preliminares, puse mi larga lengua lo más dura que pude, y empecé a follarle el coño como si me fuera la vida en ello, no quería defraudarla, estando metiendo lengua a más no poder y tratando de darle placer con mi barbilla, sonaron los cuartos, joder!!! No podía ser, no me iba a dar tiempo, al menos sentí como Pepi se estremecía de arriba abajo, eso me animó, que pena que no me dejara ayudarme con los dedos, mi Ama siempre me decía, que no se come con los dedos, tengo que reconocer que era muy ingeniosa.

Me dije, tengo que centrarme en el clítoris, era ella clitoriana, e intenté hacerlo tintinear con mi lengua para buscarlo con los dientes, eso la ponía cardíaca, pero momento.

CLONNNNNNNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHHHHHH

La primera campanada me pilló absolutamente de improviso, pero lo peor fue el latigazo, madre mía como dolía aquello, era mucho pero que la zapatilla, mi Ama me descargó un latigazo en la parte alta del culo que me hizo ver las estrellas, y lo peor es que me desconcentró en mi trabajo, y antes de que pudiera darme cuenta.

CLONNNNNNNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Campanada y latigazo, tuve que chillar un poco, lo necesitaba aquello dolía demasiado, y era algo necesario, con lo que no contaba, fue con el enfado de mi Ama, no le gustó ni mi queja, ni mi pequeña parada, así que llegó la tercera campanada.

-CLONNNNNNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHHHHH, COME Y CALLA quejica

Creo que el tercero fue el más fuerte de los latigazos, el dolor era lacerante, la nalga derecha me hervía, pero aquella orden, me llenó de orgullo y de rabia, y me afané con toda mi alma a mi tesoro favorito.

Me volví a centrar en el clítoris

CLONNNNNNNNNNNNNNNNNN SLAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Yo pensé, pégame, pégame lo que quieras, que cuanto más me pegues, más me voy a centrar en darte placer.

CLONNNNNNNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHHHHHHH

No puedo fallarle por favor

CLONNNNNNNNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHHHHHH

Maldito látigo, aquello era un infierno absoluto

CLONNNNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHHHHH

Joder me iba a pillar el toro.

CLONNNNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHHHHH

Ya empecé a oír algún gemido de mi Ama.

CLONNNNNNNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHH

El clítoris ya lo tenía a punto, hinchadito y fuera, pero apenas me quedaba tiempo.

CLONNNNNNNNNNNNNNN SLASHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Noté como me tiraba del pelo con su mano izquierda.

CLONNNNNNNNNNNN SMASHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Apretaba sus muslos contra mi cara, era señal de que tsunami estaba a punto de llegar.

CLONNNNNNNNNNNNNNNNNNNN SMASHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH

Fue una sensación única, noté como se crispaba, me pegó un último latigazo brutal, y a la misma vez, le salió un AYYYYYYYYYYYYYY de placer absolutamente memorable, el orgasmo fue monumental, tanto, que me atraganté un poco al intentar tragármelo todo, algo que nunca me había pasado, y pensé, mira, mientras media España está atragantada con las uvas, yo también me estoy atragantado, pero de otra cosa.

Ambos nos quedamos exhaustos, mi Ama derrengada en el sofá, y yo a sus pies, tenía el pelo todo revuelto, debido a los tirones que me había dado Pepi, estaba muy feliz, no sé por qué, pero lo único que se me ocurrió fue besarle sus zapatillas, y decirle gracias.

Y ella, aun resoplando y con una cara rebosante de felicidad, me dijo.

-Quiero brindar contigo, venga coge tu copa y dame a mí la mía._ Estaba claro que ella quería que yo siguiera bebiendo de su néctar.

Como pude me incorporé (ahí noté lo que dolían los latigazos) y me dispuse a servir dos copas, una de champán, y otra de su líquido dorado, me dijo que me sentara a su lado, y así lo hice, y ahora la que brindó fue ella.

-Por nosotros, y por que la Nochevieja del año que viene sea parecida a esta, y que esté junto a mi Ramón, que es lo mejor que me ha pasado nunca.

Creo que empecé a llorar casi de inmediato, no podía ser más feliz, no podía creer lo que había salido de los labios de mi Ama, ella me sonrió y me chocó la copa.

Y así mezclando en mis papilas gustativas la corrida de mi Ama con su orina me bebí el trago más especial y maravilloso de mi vida, apuré de nuevo la copa y tras dejar las copas sobre la mesa, y sentados en el sofá, y nos besamos con pasión deseándonos feliz año,

-Ahora me vas a follar, quiero empezar el año como Dios manda, así que más vale que te apliques.

Eso no podía considerarse una orden, era música para mis oídos, así que me abalancé sobre mi Ama, me quité los calzoncillos a la velocidad del rayo mientras le comía las tetas por encima de su vestido, ella estaba tumbada bocarriba y yo sobre ella bocabajo, así que lo único que tuve que hacer fue remangarle un poco aquel vestido tan suave al tacto y con la erección que llevaba, me dispuse a penetrarla sin contemplaciones, como sé que ella me demandaba tan a menudo.

Me encantó que le hiciera gracia mi precipitación, y entre la sonrisa y el placer me susurró.

-Quieto fiera, quieto, hoy quiero que me lo hagas con calma.

Entonces aflojé mi ritmo, y fui metiéndosela poco a poco notando como cada centímetro mío penetraba en ella, con la misma velocidad se la sacaba, y después se la volvía a meter, yo creo que fueron aproximadamente cinco o seis metesacas a ese ritmo que hicieron las delicias de mi Ama que con los ojos entrelazados, me decía.

-Así amor mío, mmmmmmmmm así, así, así, ves que bien mmmmmmmmmmmmmmm si si sigue, te gusta follarte a tu Ama?

-No hay nada mejor en el mundo mi Señora

-Plasssssssssss mmmmmmmmm más rápido, quiero más.

Con un azote a mano abierta en mi culo marcado por el látigo empezó la recta final, mi Ama ahora lo quería todo, quería que se la metiera hasta partirla por la mitad como ella misma me decía, o también le encanta otra expresión mía, que era que la clavara como a una anchoa.

Poco a poco la locomotora iba cogienda velocidad, y soltando vapores, ella me echó sus piernas por encima de mi cintura, y yo supe que ya tenía que darlo todo, así que empecé a culearla de forma frenética, y con el tiempo habíamos desarrollado una técnica para corrernos los dos a la vez, ella me indicaba de forma casi inconsciente que le quedaba poco para su orgasmo cuando empezaba a darme azotes en el culo, y yo sabía que hasta que eso no pasaba no me podía correr, ahora bien, cuando empezaban los azotazos, mi corrida era inminente, el placer de los azotes unidos al acto tan maravilloso del coito me hacían llegar al final, y por suerte casi siempre nos corríamos prácticamente a la vez, esta vez no fue una excepción, y la corrida de ambos fue tremenda, la unión de flujos hubiera arruinado la tapicería de cualquier sofá, aunque por suerte nosotros le poníamos doble colcha para prevenir estos maravillosos episodios.

Tras el intercambio de líquidos, de besos y de arrumacos, Pepi decidió que todavía quería más fiesta, así que medio nos vestimos, y con la música de la televisión apuramos aquella excelsa Nochevieja, nos tomamos una copa, bailamos, nos reímos, volvimos a llamar a amigos para felicitarle el año, mientras en la calle seguían cayendo chuzos de punta.

Ya cerca de las tres, cansados y felices, mi Ama tocó retirada, y como si fuéramos recién casados, la cogí en brazos y la llevé a nuestra habitación, ella sólo llevaba el vestido y las zapatillas, atrás habían quedado los zapatos, las medias, las bragas, y hasta el sujetador.

Tras un breve paso por el aseo y ya a punto de meternos en la cama, mi Señora me preguntó.

-No te he pegado este año con la zapatilla todavía ¿verdad?

Yo abrí unos ojos de sorpresa que le debieron de hacer mucha gracias a razón de la carcajada que le salió.

-Con la zapatilla no Ama, pero le recuerdo que a cada campanada me ha dado un latigazo que me ha dejado baldado.

Ella pasó de mí, y siguió con su chanza.

-Entonces no has probado mi zapatilla desde el año pasado, eso no puede ser, ven aquí!!

Era obvio que estaba de broma, pero también era obvio que de una buena tunda antes de acostarme no me iba a librar nadie, la verdad es que yo estaba muy cansado, y no tenía muchas ganas de nada, así que dude por un instante, pero advertí un brillo de enfado con su mirada, así que reculé pronto, y me fui hacia ella quitándome los pantalones por segunda o tercera vez esa noche.

Con la consabida patadita se descalzó, y se sentó en la cama, en su lado, donde me había azotado ya unas cuantas veces, yo me fui a su regazo, que es donde ella me quería, y esta vez se recreó para empezar con la zurra.

-Los latigazos se pueden contar perfectamente, ¿te duelen?

-Sí que me duelen Ama, pero como me los ha dado mi Ama, estoy orgulloso de llevarlos.

-Y yo estoy orgullosa de ti, y de ser tu Ama, PLASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS

Y ahí empezó la que era técnicamente mi primera paliza del año, fue rápida, fue dura como todas las de mi Ama, aquella zapatilla que parecía de los Incas por su decoración dolía una barbaridad, mi Señora no fallaba en una, todas y cada de las zapatilla que se compraba o que yo le compraba bajo su supervisión, eran muy severas para los castigos, como debían de ser.

La paliza terminó, yo me quedé de rodillas delante de mi Señora, como pidiéndole permiso para irme a la cama, me dio su zapatilla para que se la besara, le besé la suela, le besé el empeine, y le besé la mano, y sólo entonces me dijo.

-A la cama.

Allí nos acostamos los dos desnudos de cintura para abajo, sólo llevábamos una camiseta, ella se acostó de lado y me abrazó por detrás, digamos que estábamos en la postura de la cucharita, yo tenía sentía mi culo caliente y dolorido sobre los cortos y húmedos pelos de su coño, y entonces me dijo.

-Me gusta pegarte con la zapatilla antes de acortarnos porque estás muy calentito, y me gusta sentir ese calor aquí abajo.

-Me encanta ser una estufa para mi Ama.

Entonces tras reírse me abrazó por detrás con más fuerza todavía, me besó en el cuello y con su mano cogió mi polla que entre la paliza y la conversación ya estaba otra vez semi-erecta, algo que me valí el último azote de la noche y un rapapolvos más en broma que otra cosa, fue algo así como.

-Pero será posible, plasssssss, ¿pero es que tú nunca tienes bastante?

-Nunca tengo bastante con todo lo que hace y me dice mi Ama.

-Te quiero mucho amor mío.

-Y yo no puedo adorarla más, Mi Ama.

Y así nos quedamos durmiendo, acurrucaditos los dos, más felices que unas perdices, tras una Nochevieja absolutamente inolvidable e irrepetible.


Licencia de Creative Commons

Femdonia.Acurrucaditos en Nochevieja es un relato escrito por Slipper publicado el 01-05-2024 12:18:42 y bajo licencia de Creative Commons.

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