Tiempo estimado de lectura de 7 a 9 minutos

Jovencita abusada
Escrito por Nenapeke

Siempre había sido un poco rara, y la habían tratado como tal. Iba de desgracia en desgracia, nadie le comprendía y no tenía amigos. Conocía el mundo por lo que su madre, lo único que tenía. Pero un día, que iba camino de su instituto, le pareció ver a alguien como ella, era un chico, vestido de negro, con grandes botas, pantalones anchos, una camiseta de un grupo musical y el pelo largo y oscuro. Por un momento, se ausento de sus pensamientos y simplemente le observo. Él también le miro a ella, como si algo les atrajese mutuamente. Siguieron de largo, pero ella quedo marcada.

Durante todo el día estuvo pensando en ese misterioso chico que tanto le había gustado. Ella era muy tímida, pero no le había importado mirarle fijamente a los ojos tanto tiempo, porque fue como si ya se conociesen de antes. Al llegar a casa, su madre le noto extraña, pero ella no dio explicación alguna. Casi no comió, pensando en él. No se explicaba que le estaba pasando!!!

Por la noche se puso a pensar en el día siguiente. ¿Le vería de nuevo? Intentaría ir a esa misma hora y por ese mismo camino!

Quedo desilusionada cuando vio que el chico no apareció. Así que fue directa a su clase. ¿Pero? ¡No puede ser! ¡Él estaba allí! ¡Hablando con la profesora! Esta vez le pudo ver más de cerca. Era bastante alto, tenía una melena castaño-oscura, unos ojos negros muy profundos y penetrantes, una boca algo femenina pero muy sensual, los rasgos faciales bastante pronunciados, los hombros anchos, algo musculoso y llevaba un walkman y una mochila negra a cuestas.

Durante ese día, no se quitaron ojo de encima el uno del otro, y justo antes del descanso, ella fue a buscar al delegado y le pregunto por el chico misterioso. Este le dijo que era nuevo, que venía de Londres y que tuviera cuidado con el porque se decía que era peligroso. ¡¡¡Esto le atrajo aún más!!! ¡Que intriga!
Minutos más tarde, llego el recreo. Ella fue a comprarse un refresco, cuando se le cayó una moneda de la cartera y se agacho a recogerla. Casi se le para el corazón cuando en frente de su mano aparece de frente una bota de hombre negra con placas de acero atornilladas. Ella fue levantando la vista poco a poco. Descubrió unos pantalones negros, anchos, desgastados del uso y del tiempo, un jersey con capucha atado a la cintura negro (no puedo evitar fijarse en el enorme bulto bajo el pantalón que se exageraba por la perspectiva que al momento le puso cachonda), seguido de una camiseta rajada por todos sitios, y esa cara tan masculina con el cabello suelto.

¡¡¡No sabía que hacer!!! ¡¡¡No sabía que decir!!! ¡¡¡No sabía!!! ¡¡¡¡¡No sabía ni que sabia!!!!!

- Un cuerpo escultural en esa posición? Que interesante.

Su voz ronca le hizo temblar.

- Ehhhhs,se me ha caído una moneda y me he agachado a recogerla- (que estúpida has quedado, pensó)
-Ya.-dijo sin ningún tipo de interés. Pago el refresco que había comprado ella y le invito a dar una vuelta en su Harley.

Ella, inocentemente, que no sabía nada de las intenciones de los chicos, porque nunca había estado con ninguno (era virgen aun), acepto sin vacilaciones. Entonces se fugaron de las clases que les quedaban y se fueron a pasear en moto.

Ella se lo paso de muerte, y el conducía con la cabeza bien alta.

- A donde te llevo?
- No lo se. Si quieres déjame ya en mi casa.
- Tan pronto?
- No sé, tal vez estés cansado.
- No, nena, este que está aquí nunca se agota, jajajaja.- Su risa sonó como una carcajada del diablo.

Ella estaba experimentando nuevas sensaciones, si, se había puesto cachonda más veces, pero no así, con un chico, le era algo tan irreal.

- Que te parece si nos vamos a mi apartamento? Está un poco lejos de aquí, pero en tres cuartos de hora, si le piso, llegamos.
- Ten cuidado, que yo soy un poco miedosa.

La verdad, que hacían rara pareja; el, prototipo de hombre, masculino, grande, fuerte, y ella, menudita, blanca, algo debilucha.

Cuando llegaron, él le enseño el piso, que estaba realmente desordenado, y le pidió que se pusiera cómoda. Ella aparto ropa del sofá, y se sentó como pudo. Desde la cocina, él le invito a cerveza, pero ella se negó, su madre podría detectar algo... El vino de la cocina con una lata de cerveza. Bebió un sorbo y la colocó en un huequito de una mesita cercana. Entonces, él la miro extraño.

- Eso es ponerte cómoda? Jajajaja Vamos a tener que solucionarlo.
- De qué hablas? preguntó ella inocentemente sin saber que iba a ser violada

Él se limitó a reír como un demonio poseído comenzó a quitarse la camisa, dejando al descubierto sus marcados pectorales. Se abalanzo sobre ella para que le desabrochara con sus blancas manitas los pantalones. Pero ella estaba tan nerviosa que no sabía ni qué hacer. Así que, de mal humor se los quitó el mismo.

- Vamos por las malas, eh zorra???
- No me insultes!!-

Directamente, a esto le respondió con una fuerte cachetada con la mano abierta en toda la cara. Primero se quedó perpleja, con la boca abierta, pero luego reaccionó, se llevó las manitas a la cara y comenzó a llorar.

- Venga, menos llanto y abre la boca, ¡¡¡puta!!!-

La tenía acorralada, él estaba de rodillas sobre ella, en el sofá, preparado para metérsela en la boca. Ella no quiso y tapió sus labios lo más que pudo.

- Pobre zorrita, sabes que en fuerza bruta tienes las de perder, ¿o no? -

Ella abrió los ojos y le miró fijamente. Empezó a reconocer quién dominaba, quién era el dueño, el amo. Pero seguía resistiéndose, así que él le agarró la cabeza y de dos tirones le abrió la boca. Aprovechó y le metió la polla hasta adentro. Ella se provocó, quiso vomitar, porque le tocó la campanilla, pero fue inútil; él le cogió del pelo y la empujaba como si fuese una muñeca, como si quisiera que su polla llegara hasta la garganta. Cuando él notó que ya se estaba asfixiando, y que ya no podía respirar más, le dejó, y se puso de pie. La observó, con su miembro erecto como símbolo de poder, de majestuosidad.

- ¿Te gustó, perra?
- No, y que sepas que te iba a morder muy fuerte. - dijo intentando parecer segura de sí misma. Pero ahí metió la pata hasta el fondo, no debió decir eso nunca.
- Tu lo quieres es ver a tu amo enfadado, ¿¿¿verdad???!!!
- ¡¡¡Claro, que no!!!- Solo por su tono de voz comenzó a temblar como un flan.
- Te voy a enseñar yo a obedecer a tu dueño y señor!!!!!!- Y acto seguido le agarró por el pelo, y comenzó a arrastrarla por el suelo. Ella notaba como se partía el pelo, e intentaba agarrarse para evitar el dolor. Pero de repente, todo paró.
- Espera, voy a buscar algo.

Al momento trajo una especie de trapo maloliente negro con el que le vendó los ojos fuertemente.

- Me haces daño!!-

¡Menuda bofetada le dio! Se le quedó la marca roja de la mano en la cara

- ¿¿Acaso te he dado permiso para que te quejes, puta de mierda?? ¿¿¿Tendrías que estar agradecida, no crees??? ¡¡¡Eres una ingrata!!!

Ella dejó escapar un leve "sí", pero que él no oyó.

Entonces siguió arrastrándola. Esta vez por un brazo. Llegaron a otra habitación y él la agarró y la levantó de golpe y la colocó en lo que ella pensó que pudiese ser una cama. Allí él le mandó a que se tumbara bocarriba y se estuviera quietecita. Ella obedeció porque mientras estaba quieta pensaba, “era él, ¿¿¿era este el chico en el que yo me fijé??? No puede ser. Esto es un sueño" Y también rezaba por no ser desvirgada de ese modo, en ese lugar y por ese extraño.

De repente ella oyó como el ruido de una hoja de una navaja, y no quiso ni pensar qué le aguardaba. Simplemente, esperó a que él dijera algo, pero no fue así, cosa que le asustó más aún. Cuando estaba a punto de preguntar qué pasaba, sintió algo frío en el vientre. Entonces oyó clic, clic, clic, y sentía cómo la tela de su camisa negra se desprendía de ella sobre su piel. ¡¡¡Le estaba cortando la ropa con unas tijeras!!! Le quitó la camisa entera, y le cortó su preciosa falda larga a modo de minifalda.

- Me encanta tu piel, es tan blanca, tan suave, tan lisa. Veamos tus pechos-

Con la misma le cortó el sujetador por la mitad y lo retiró hacia los lados. Manoseó sus tetas como si fuesen suyas, magreándolas y jugando con sus pezoncitos rosados, puestos justo en el medio de cada pecho- muy bien, sí señor, textura perfecta, dureza en su punto. Me encantan. ¿Te gusta?

- Mmm, sí.
- No se te ve muy convencida- Como castigo le tiró fuertemente de los pezones, y no pudo evitar un grito agudo de puro dolor. La cara de él evocaba rabia.
- Lo siento, no me lo esperaba, por favor, perdón- ella sabía que, si no lo hacía, él le haría sufrir mucho más.
- Mmmm, está bien, te acepto las disculpas, pero que no vuelva a repetirse, ¿entendido?
- Sí.
- Bien, ahora voy a atarte las manos y quitarte la venda de los ojos.

Efectivamente, cogió un trozo de tela y le ató las manos por las muñecas a lo alto de la cama. Ella no se quejó, pero temía lo que pudiese pasar luego. Hubo unos momentos de quietud cuando de repente, ella sintió una mano que se deslizaba desde su cuello hasta su ombligo. Luego otra mano seguía el recorrido hacia abajo, tocándole el pubis y todo el vello que tenía por fuera.

- Dime, cuéntame, ¿¿qué es lo que te han hecho en la cama??- Su mano jugueteaba por su sexo.
- Nada, nunca nadie me ha tocado. Soy virgen aún. Esto causó raro efecto en el chico.
- No me lo creo. Di la verdad, o si no...- la mano se fue deslizando cada vez más hacia atrás hasta llegar a su ano, donde empezó a dar vueltas con un dedo.
- Pero es cierto! ¡Lo juro!
- Tú misma. Chupa este dedo, y chúpalo bien, jajaja- dijo ofreciéndole un dedo en la punta de los labios. Ella abrió la boca y chupó el dedo. Hubo calma, cuando de repente, sintió que ese mismo dedo penetraba en su culo.
- Porque me haces eso?? ¡¡No me gusta!!
- Cállate pedazo de puta, y dime la verdad- seguía exigiendo él.
- Pero si esa es la verdad, soy virgen, ¡nadie me ha usado! - Como reacción a esta respuesta le metió dos dedos más. Le dolió mucho y no pudo aguantar un pequeño grito.
- Ya veo que quieres más. - Dijo mientras la ponía a cuatro patas con una sola mano como quien maneja a una caja vacía.
- No por favor!!! ¡¡¡Qué vas a hacer!!! ¡¡¡Eso no!!! Nooo!!!-

Demasiado tarde. Con una fuerte envestida, él penetró a la chica por el culo como castigo a las quejas y a los gritos. Ella seguía gritando, por eso el amo decidió hacerla callar a base de cachetes en su culo. Empezó a pegarle en las nalgas con la mano completamente abierta, hasta que le empezaron a doler a él mismo.

- ¿¿¿Ya estás más callada, zorra??? ¿¿¿Ya no tienes ganas de gritar???

Ella se llenó de fuerzas y volteó la cabeza sentía tanto dolor en su culo que dentro de poco iba a dejar de sentirlo. Lo que vio fue a su amo dándole por culo como un animal mientras la humillaba y le azotaba de vez en cuando. Entonces sintió que empezaba a perder el conocimiento.

Cuando despertó, se vio abierta de piernas a punto de ser penetrada. Él no llevaba condón ni nada, y ella se alarmó y se asustó. No sabía qué decir. Se encontraba atada, casi desnuda, magullada y agotada. Él estaba sobre ella, rozando su piel. Cuando se dio cuenta de lo cerca que estaban, le recorrió por su fina piel una serie de escalofríos.

- Qué estás pensando ahora mismo?
- Que tengo miedo. No sé lo que pretendes hacer.
- De verdad que no??- con esta pregunta intimidatoria se acercó poco a poco a la apertura vaginal de ella con su polla erecta a más no poder. ¡¡¡Ella le miraba aterrorizada!!! Y de repente. PAM! La metió de golpe.
- Ahhhh!!!!!- Gritó ella. Le salió del alma, fue expresión de dolor, pero a la vez de placer. No sabía que pensar mientras se la follaba fuertemente agarrándola por las piernas.
- ¿Te gusta, zorrita? - Preguntó él extasiado.
- Ohhh, sí, mucho! respondió sinceramente.
- Ah, ¿sí? ¡Pues ahora te va a gustar más aún! Eso le sonó muy mal a ella.

Inmediatamente y sin cuidado alguno, la agarró por las rodillas y puso sus piernas sobre sus hombros, acostándose él más sobre ella, y comenzó a penetrarla lo más duro que pudo. Esta vez sí que le dolió mucho. Esa polla era demasiado grande para un coño tan pequeño. Además, en esa postura se mete demasiado.

- Ahhh! ¡Para por favor! ¡¡¡¡Me haces daño!!!! Noooo!!!!-

A partir de ahí, no paró de gritar. Pero él tampoco le reprochaba nada porque estaba a punto de correrse. Ella miró hacia abajo, y se fijó en que la polla de su amo estaba cubierta por una serie de hilitos de sangre que provenían de su cuerpo maltratado e incomprendido. Se asustó mucho y empezó a llorar aún con más fuerza, cosa que puso más cachondo todavía a su dueño, que la envestía más y más fuerte cada vez, hasta que se oyó una especie de grito desgarrador proveniente de la garganta del chico. Ya se había acabado todo para ella, aunque todavía le quedaba verle un año entero en el instituto.

¿Tal vez se lo pensaría???


Licencia de Creative Commons

Jovencita abusada es un relato escrito por Nenapeke publicado el 14-10-2023 00:39:37 y bajo licencia de Creative Commons.

Ver todos los relatos de Nenapeke

 

 

3 No me gusta0
PARTICIPA!! Escribe tu opinión

MÁS RELATOS

 Mi primera cita
 Escrito por Yania

 Ludo mentis
 Escrito por sumisso

 Sumisión
 Escrito por Sonia VLC

 Silvia y Lily en la mansión de los gozos sombríos 3
 Escrito por Anejo



   ACCESO USUARIOS

   
   
   
   BÚSQUEDA AVANZADA