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DISCIPLINA DOMÉSTICA: Esclavo de mi mujer y mi suegra. Cap1
Escrito por sumisso


Antes de comenzar el relato quería dedicar o hacer un pequeño guiño de agradecimiento a todos los lector@s de Latinoamérica que se que son muchos. Han leído muchos de mis relatos y se lo agradezco. En este relato de varios capítulos las protagonistas son de Latinoamérica. No quería especificar ningún país, ya que amo a todos.

CAPITULO 1 : MI NUEVA VIDA.


Mi nombre es José Manuel, mi profesión es abogado, fundé una empresa de abogados hace años y me funciona muy bien, no tengo problemas económicos. Soy una persona profesional en mi trabajo y los clientes quedan muy satisfechos, tengo una clientela bastante amplia que me hace ganar mucho dinero. No todo son aspectos positivos en mi vida, también soy una persona que le gusta mucho beber, emborrazarse algunas noches y salir de juerga con mis amigos de profesión. Soy soltero y nunca he tenido ningún problema, he compaginado mi profesión y mis juergas nocturnas.

Una noche después de trabajar, acudí a una discoteca donde soy asiduo. Había quedado con Ramón y Julián, dos compañeros abogados de profesión al igual que yo. Nos divertimos mucho y en un momento de la noche conocimos aun grupo de varias mujeres latinas que habían acudido a bailar a la discoteca. Entre ellas estaba Ariana, una mujer muy guapa, pelo moreno largo, ojos verdes y sonrisa preciosa. Me enamoré de ella al momento, pero sabía que aquello solo era un sueño, seguramente estaría casada con hijos. Hablé con ella y para mi gran fortuna era soltera y llevaba poco tiempo en mi país. Hablamos y hablamos mucho durante la noche. Fue un amor a primera vista, decidimos quedar al día siguiente para comer y conocernos mejor. Regresé a casa muy feliz, solo escuchaba el nombre de Ariana en mi mente.

En apenas un mes nos casamos Ariana y yo. No dudamos en hacerlo, nuestro amor era muy profundo. Vendí la casa donde vivía de soltero y compré una más grande, ya que ahora íbamos a vivir 3 personas en ella. Si, la tercera persona era su madre. Ariana y su madre Claudia de nombre, estaban muy unidas, ella no deseaba dejarla sola, la necesitaba a su lado. Estaban más unidas de lo que yo pensaba, eran uña y carne.

Igual que nos casamos a velocidad de relámpago, llegaron los problemas a la misma velocidad. Vivir los tres juntos fue una fuente de problemas constantes. Descubrí aspectos de Ariana que desconocía. Era una mujer muy posesiva, dominante y celosa. Discutíamos a menudo cuando yo legaba tarde, supuestamente de trabajar, cuando había estado con mis amigos de profesión tomando una y otra copa e incluso conociendo alguna otra mujer. Ariana no fue el principal problema, fue su madre. Claudia, que ahora era mi suegra, era una autentica bruja, un ogro, una harpía…..

Mi suegra Claudia es una mujer de 58 años, dominante, arrogante, déspota, quiere controlar todo. No soportaba su carácter, defendía siempre a su hija. En cada discusión con mi mujer aparecía su madre y entre ambas comenzaban a reprochar mi comportamiento. Terminábamos faltándonos al respeto, Claudia, mi suegra, me insultaba y yo a ella. La llamaba gorda o vejestorio, debido a su amplia voluptuosidad. Mi sueña era la antítesis de su hija. Claudia era una mujer muy grande con un enorme culo, barriga, piernas amplias y brazos muy carnosos. Supera los 100 kilos de peso. Caminaba como un gigante. Piel mas oscura que su hija. Pelo muy corto rizado lleno de caracoles. Grandes pendientes de aro que portaba sobre sus orejas.

Tal como he comentado, discutía todos los días con el ogro de mi suegra. Mi mujer terminaba llorando ya que mi suegra y yo no nos aguantábamos y la hacíamos infeliz.

Había numerosos problemas, no toleraban que llegase tarde y borracho a casa, tampoco toleraban que los fines de semana me tumbasen en el sillón a ver el futbol durante varias horas. Me reprochaban continuamente que no colaborara en las tareas domésticas. Mi suegra siempre iba enfundada con unos guantes de goma largos en sus manos y brazos, realizando tareas de un lado para otro sin parar, adicta a la limpieza. Detestaba a aquella mujer vieja y gorda con sus guantes de goma limpiando la casa en profundidad y quejándose a gritos si manchaba algo.

El dinero, fue otra fuente de problemas. Tanto Claudia como su madre no paraban de gastar dinero en cosas absurdas. Tenían una tarjeta mía de crédito que usaban a diario. Un día llegue de trabajar, mi mujer Ariana estaba estrenando sus nuevos zapatos de tacón que había comprado. Habían sido carísimos aquellos zapatos. Su madre, ósea mi suegra, estrenaba unas enormes botas marrones algo por debajo de las rodillas que tenían aspecto de ser muy caras con hebillas de adornos y tacón medio plano. Habían gastado mucho dinero en aquellos zapatos, las botas de mi suegra y varios pares de bolsos caros para cada una.

Al igual que me casé en un mes, traté de divorciarme tan solo un mes después. Mi casa se había convertido en un infierno, no soportaba los celos y lo posesiva que era mi mujer. Mucho menos soportaba a mi suegra, era una autentica bruja sacada de un cuento. Mi vida había cambiado por completo, deseaba deshacerme de las dos mujeres. Acudí a mi amigo Ramón, abogado civil , redactó un contrato donde mi mujer me concedía el divorcio y yo la daba una cantidad de dinero insignificante. La culpa era de ellas, no iba a derrochar mi dinero en aquellas arpías.

El citado documento por descuido lo deje sobre la mesa una noche que llegue borracho y pronto las harpías lo descubrieron y averiguaron mis planes. Desconocía que habían leído el documento de divorcio, pero unos días más tarde se lo comuniqué a mi mujer. Ella acepto encantada, solo faltaba su firma. Ariana, mi mujer, y mi suegra acordaron celebrar el evento sin rencores, tomaríamos una botella de vino mientras charlábamos y firmarían el documento. Así se celebraba en su país un divorcio me dijeron.

El día acordado nos sentamos en el sofá de la casa, abrimos la botella de vino para celebrar el divorcio y bebimos los tres. Ellas estaban muy simpáticas. Debí de haber sospechado algo, pero la emoción de terminar con aquella situación no me hizo ver las cosas con claridad. Pronto comencé a marearme y sentir un enorme cansancio y sueño. Caí recostado sobre el cómodo sillón. Habían echado en la botella de vino un somnífero, prácticamente para dormir elefantes. Había sido engañado por completo por mi mujer y la bruja de su madre.

Desconozco el tiempo que pasé dormido, si fueron minutos u horas. Un impacto en la cara me despertó. Abrí los ojos y me encontré recostado sobre una mesa baja que había frente al sillón. La mesa donde apoyaba las cervezas mientras veía el partido de futbol. Contemplé a mi mujer y a mi suegra sentadas frente a mí, ambas riendo mirándome fijamente. Me fijé en su vestimenta y me llamó la atención que ambas llevaban unos guantes de goma de fregar enfundados en sus manos y brazos hasta el codo. Aquella situación era muy extraña. Traté de levantarme para comprender que ocurría y descubrí que no podía incorporarme. Estaba atado a la mesa baja del salón. Mis pies estaban atados por unas gruesas cuerdas, cada pierna atada a una pata de la mesa. Mis manos estaban igualmente atadas a las patas delanteras de la mesa. Estaba recostado sobre la mesa sin poder moverme, me habían atado muy fuerte a las cuatro patas de la mesa. Estaba tan fuertemente atado que noté el dolor y presión que ejercían las cuerdas sobre mis manos y pies.

- ¿Qué está pasando, que estáis haciendo? - Pregunté nervioso.

- ¡¡ Intentabas divorciarte de mí y dejarme en la calle a mí y a mi madre con una indemnización diminuta.¡¡ Has intentado engañarnos¡¡ - Me reprendió mi mujer sin contestar a mis preguntas.

- ¡¡ Sois unas auténticas harpías ¡¡ - Las recriminé furioso.

- Usted es un completo estúpido. Ha menospreciado a mi hija y me has faltado al respeto cada día ¡¡. Un cretino como usted no merece a mi hija ¡¡ - Me recriminó Claudia, mi suegra.

- Cállate maldita puta vieja gorda, esto no va contigo – La grité furioso.

Mi suegra se levantó enfurecida del sillón por mis palabras ofensivas. Contemple como portaba un vestido corto de gran tamaño y sus grandes botas marrones que tanto la gustaban y me habían costado una cantidad de dinero increíble. Se acercó a mí, contemplé como se subía su vestido y me enseñaba sus grandes bragas blancas. Se bajó las bragas por sus grandes, carnosos y arrugados muslos hasta sacarlas por sus botas. Observé petrificado como sus grandes bragas blancas estaban completamente sucias de restos de orines y manchas marrones. Desconcertado sin esperármelo, sus manos enfundadas en unos guantes de goma largos de color amarillo se acercaron a mi boca portando las bragas hechas un ovillo. Apretó enfurecida e introdujo sus bragas sucias en mi boca. Apretó de nuevo con la yema de sus dedos de goma para que entrasen hasta el fondo de mi boca. Eran muy grandes sus bragas y no encajaban en mi boca pero ella presionó una y otra vez hasta que entraron por completo hasta la garganta. Sentí nauseas, el sabor era muy fuerte y desagradable, pero se aseguró que entraran por completo en mi boca. Solicitó a su hija que sacase una cinta de embalar de un cajón para entre ambas pegarla sobre mi boca y posteriormente rodearla sobre mi cara y cabeza. Me amordazó con sus bragas en la boca sin poder escupirlas. Intenté gritar e insultarla, pero no pude emitir sonido, estaban tan encajadas y profundas en mi boca que no pude articular sonido alguno. Me silenció de una forma cruel y repugnante. Ambas mujeres comenzaron a reír a carcajadas ante mi cara de asombro.

- Así calladito te vas a quedar. Ahora te vamos a enseñar a comportarte. No debiste tratar de engañarme y mucho menos insultar a mi mama. ¡¡ Vas a aprender quien manda aquí ¡¡ - Me recriminó mi mujer enojada levantando la voz.

Mi suegra comenzó a bajarme los pantalones sin comprender que pretendían. Estaba atado y amordazado y no podía moverme ni gritar. Mientras mi suegra me bajaba los pantalones hasta los tobillos, mi mujer se levantó y comenzó a quitarse un cinturón de piel de mujer que portaba sobre su cintura a modo de complemento. Enrolló la correa de piel sobre sus guantes de goma rosados y se colocó tras de mí.

- ¡¡ Ahora vas a pagar todo lo que nos has hecho ¡¡ - Me reprendió furiosa.


ZAAASSSS descargó mi mujer la correa sobre mi culo desnudo. ZAAAAASSSSSSSS . Volvió a azotarme de nuevo contra mi trasero. Sentí dolor sobre mi culo desnudo, su correa impactaba en mi piel una y otra vez de forma furiosa.

- Maldito bastardo, voy a enseñarte a obedecerme – Me espetaba furiosa descargando una y otra vez su correa contra mi trasero.

Me azotó una y otra vez hasta dejarme el culo completamente rojo lleno de correazos. Mi mujer comenzó a reírse y le prestó su correa a su madre.

- Tu turno, mama – La dijo riéndose.

Mi suegra Claudia agarró la correa y escuché el sonido de la goma de sus guantes atenazando el cinturón fuertemente.

- Voy a enseñarte modales hijo de puta. Voy a romperte el culo a correazos. Nunca jamás vas a volver a faltarme al respeto. - Me dijo mi suegra cabreada.


ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS . Descargó la correa con una fuerza increíble. Sus brazos carnosos y rechonchos eran mucho más temibles que los de mi mujer. Sentí un dolor profundo que quemó mi piel dejándola completamente marcada. Intenté desatarme, pero era imposible, las cuerdas estaban muy apretadas, tanto que me hacían daño. Intenté gritar, pero sus bragas estaban tan profundas y rellenando mi boca que no podía, solo degustaba un fuerte hedor de bragas manchadas de orines y caca de la vieja de mi suegra.

- ¡¡ Vas a llorar como una niña pequeña ¡¡ No vas a poder sentarte durante mucho tiempo, voy a destrozarte el culo a correazos - Levantó su voz mientras su mano enguantada descargó de nuevo la correa de piel sobre mi culo.

ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSS ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSS ZAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSSSSS


La señora comenzó a reírse al contemplar el dolor en mis ojos. Se paseó frente a mi agarrando la correa entre sus manos enguantadas.

- Ariana, Querida hija. ¿cuantos correazos crees que se merece el estúpido de tu marido por su comportamiento y tratar de engañarnos? – Preguntó mi suegra a su hija con una sonrisa cómplice.

- ¿50 mama ? - Respondo mi mujer sonriendo a la vez que preguntaba a su madre.

- Así será. 50 correazos fuertes. Te voy a hacer sangrar hijo de puta. Se te van a quitar las ganas de volver a engañarnos. Vas a ser muy obediente. Nunca jamas vas a faltarnos al respeto, voy a enseñarte que nunca se te olvide - Estiró mi suegra de sus guantes de goma para ajustárselos a sus dedos y agarró con fuerza la correa situándose tras de mí.


ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSS ZAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSS ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSS


Comencé a llorar como un niño pequeño. El dolor era muy fuerte y mi suegra no se detuvo, descargó la correa una y otra vez en mi culo sin piedad con una gran fuerza. Intenté gritar por el dolor, pero ni eso podía hacer, estaba completamente amordazado, solo degustaba un sucio sabor completamente callado mientras recibía uno y otro correazo.

- 48…….. - Dijo mi suegra contando los azotes. Solo quedaban dos. Dio un paso hacia atrás y descargo un nuevo azote con más intensidad. Me rompió el culo a correazos tal como había prometido. El dolor era insoportable, no podría sentarme durante mucho tiempo.

- Y 50….. - ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSS . Descargó su último correazo enfurecida. Lloraba sin parar lleno de dolor mientras mi mujer y mi suegra se reían a carcajadas.

- Ahora vas a firmas este otro documento que te hemos traído nosotras – Me dijo mi mujer mostrándolo ante mis ojos. Me explico que era un documento donde pasaba la propiedad de la casa, todo mi dinero , mi empresa y mis inversiones a mi nueva esposa. Las dos brujas se habían enterado de la jugarreta que pretendía tenderlas y ellas por su cuenta contrataron a un abogado que redacto el documento donde cedía todas mis posesiones a mi mujer, todas, todas… sin excepción. Mi mujer me desató una mano atada a la pata de la silla donde me encontraba recostado.

- Ahora vas a firmar este documento. No tienes opción, si te niegas será peor, te azotaremos 50 veces mas y volveremos a mostrarte el documento, tarde o temprano acabaras firmándolo, tu culo quedará destrozado y lo firmaras…. Pero puedes ahorrarte todo ese dolor y firmarlo ahora – Me explicó mi situación de forma perversa.

Accedí y firme el documento, no deseaba recibir mas correazos, ya tenía el culo bastante dolorido. Una vez firmado volvió a atarme duramente la mano a la pata de madera.

- Ahora nos perteneces tu y todas tus posesiones. Nos obedecerás en todo y nos respetaras si quieres seguir viviendo en esta casa y mantener tu empresa y tus ahorros – Continuó explicándome que pasaría a partir de ahora.

- Tengo una sorpresa para ti, vamos a enseñarte lo que hemos comprado con tu dinero. Te va a encantar – Me dijo produciendo una gran curiosidad sin saber a qué se refería.


Mi mujer Ariana sacó un objeto de una bolsa oscura de plástico y me lo mostro. Sonrió e hizo un redoble de tambor burlándose de mí. Era un arnés que se colocaba en la cintura con un pene de goma negro. Quedé asustado por completo. ¡¡ Iba a penetrarme por el culo con su arnés ¡¡.

- Este es el único tipo de sexo que tendrás a partir de ahora. Te follaré el culo siempre que me apetezca. Me darás las gracias al terminar - Me dijo mientras se quitaba el vestido y se colocaba el arnés alrededor de su cintura y pasaba varias tiras entre sus muslos para que quedase sujeto a su cuerpo. Se acercó a mi por detrás y se inclino sobre la mesa donde me encontraba atado y amordazado. Agarró un bote de vaselina líquida que sacó de la bolsa negra y lo derramo sobre mi culo. Noté el tacto frio del pene de goma sobre mi culo y poco a poco fue introduciéndolo produciéndome un gran dolor ya que nunca había practicado sexó por detrás. Una vez lo introdujo empezó a mover sus cinturas y follarme lentamente. Se reía a carcajes disfrutando de la situación .

- ¿Te duele ?. Te acostumbraras – Me preguntó sin poder contestar por mi mordaza, pero claro que me dolía, Me penetró una y otra vez riéndose a carcajadas, estaba disfrutando de la situación humillándome con su pene de goma.

Sacó su pene de goma de mi culo y me acarició suavemente con sus manos enguantadas.

- Tengo otra sorpresa para ti. ¡¡ No han terminado las sorpresas ¡¡ - Me dijo burlándose mientras observaba a su madre.

Mi suegra, Claudia agarró de nuevo la bolsa negra de plástico y sacó otro arnés. Este arnés era mucho más grande, una talla bastante grande para mujeres corpulentas u obesas. Mi suegra comenzó a colocarse el arnés sonriendo.

- Si, mi mama también te follará cuando la plazca. Nos obedecerás a ambas - Desveló mi sorpresa quedando aterrado mientras mi suegra se colocaba un arnés de grandes dimensiones sobre sus grandes muslos y amplia cintura. Mi mujer tuvo que ayudarla, ya que ella sola no podía. Estiraron las tiras que se sujetaban a su cuerpo hasta dejarlo bien anclado alrededor de su cintura.

Mi suegra Claudia se acercó lentamente hacía mi por detrás.

- Mi hija es demasiado buena contigo. Voy a follar tu culo de verdad. Da las gracias a tu mujer que te ha echado vaselina… No te preocupes tendré muchas ocasiones para follarte cuando quiera y olvídate de lubricante.JAJAJAJA- Comenzaron a reírse de nuevo a carcajadas tanto mi mujer como mi suegra. Mi suegra acercó su pene de goma a mi culo y noté como lo introdujo con brusquedad, nada parecido a como lo hizo mi mujer. Ella me odiaba y no tenía el menor reparo en causarme dolor, es más, pretendía causarme dolor. Introdujo el pene de goma negro dentro de mi culo sin piedad. Me agarró el pelo con una mano entre sus guantes de goma y tiró hacia atrás con fuerza. Ahhhhhhhh que dolor, pero nada comparado cuando comenzó a penetrarme fuertemente una y otra vez. Cabalgo sobre mi culo rápidamente sin compasión. El dolor era muy fuerte, pero no podía hacer nada para remediarlo, solo aguantar sus envestidas Tras penetrarme ambas mujeres. Se quitaron el arnés de su cintura, se despojaron de sus guantes de goma tirándolos al sofá y comenzaron a vestirse.

- Ahora hemos quedado con el abogado. Le entregaremos el documento y será válido. Todas tus posesiones serán mías en unos momentos - Me aclaro mi mujer.

Estaban a punto de salir por la puerta para reunirse con el abogado, cuando a mi suegra Claudia se le ocurrió una brillante idea.

- Hija, por favor déjame uno de tus zapatos - Le pidió educadamente mi suegra a su querida hija. Mi mujer sin comprender que pretendía, se quitó una sandalia de tacón abierta de tiras que portaba y se la cedió a su madre. Mi suegra agarró la sandalia y noté como introdujo el tacón dentro de mi culo.

- Esta sandalia va a permanecer en tu culo hasta nuestro regreso. Será una muestra de fidelidad y respeto hacia tu mujer. Si se cae de tu culo será una ofensa…. y por tanto recibirás 50 correazos más. ¿verdad que no quieres que pase eso ?.... Mas te vale que permanezca el zapato dentro de tu culo cuando regresemos. – Me explicó cruelmente mi suegra mientras mi mujer se destornillaba de risa por su ocurrencia.


Aguante estoicamente el tacón de su zapato dentro de mi culo, era muy doloroso, ya que mi culo estaba roto. Me habían follado ambas mujeres y sobre todo mi suegra fue quien mas dolor me produzco. Atado bocabajo sobre la mesa del salón, la mordaza en mi boca y el tacón en mi culo esperé pacientemente su llegada. Pasó una media hora cuando ya no podía mas y el zapato se cayo al suelo. Ahora ya no había remedio, no tenía forma de volver a introducirlo de nuevo en mi culo. Pensé que quizás era una burda amenaza de mi suegra y no ocurriría nada, pronto lo comprobaría.


Regresaron unas dos horas después. Desconozco quien era el abogado y donde estaba su despacho. Ambas mujeres entraron riéndose y muy alegres. Habían entregado el documento y ya era válido. Me habían despojado de todas mis posesiones, no me quedaba nada. Ahora dependía de mi mujer y a la vez de mi suegra. Entraron en la enorme casa que había comprado y mi mujer comprobó que el zapato estaba en el suelo, no había sido capaz de aguantarlo dentro de mi culo.

- Mama, el zapato está en el suelo. El estúpido no lo ha mantenido en su culo como le ordenaste - . Le dijo a su madre chivándose.

Claudia, mi suegra, se acercó al sofá y agarró de nuevo sus guantes de goma amarillos que había tirado anteriormente. Comenzó a enfundárselos en sus enormes brazos carnosos. Agarró de nuevo la correa que había esparcida sobre el suelo y se acercó a mí.

- Te dije claramente que mantuvieses el zapato dentro de tu culo hasta nuestro regreso. ¡¡ No has sido capaz ¡¡ Es una falta de respeto hacia tu mujer¡¡. Te prometí 50 correazos si no cumplías nuestras órdenes. Aprenderás a obedecernos, ahora nos perteneces. - Me dijo sin ápice de broma, completamente en serio y enfadada por mi desobediencia.

Mi mujer se sentó en el sofá contemplando la situación con una sonrisa en su boca. Estaba muy dolida por mi comportamiento en el mes que llevábamos casados.

- Hija, si, haces bien en sentarte cómodamente.¡¡ Esto va a ser largo ¡¡, le voy a dar sus 50 correazos para que aprenda a respetarte – Sentenció mi suegra muestras estiraba de sus guantes de goma para ajustárselos por ultima vez.

ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSS - uno. ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSSSSSSS 2. ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAASSSSSSSSS 3.

Mi suegra Claudia descargo la correa de forma airada y rabiosa. Llevaba unos 10 correazos cuando mi mujer la pidió que se detuviese. Mi mujer, fue mi salvadora deteniendo el cruel castigo. Aquella enorme y voluptuosa montaña de mujer me hubiese roto literalmente el culo. Mi suegra estaba realmente enfadada y era realmente peligrosa e insaciable con una correa en sus manos. Mi suegra quedó decepcionada ya que no la dejaron terminar el castigo. Deseaba con todas sus fuerzas y odio hacia mi continuar azotándome, pero no fue posible. Se acercó ligeramente a mi oído y me susurró en voz muy baja:

- Ya te pillaré otro día. Tendremos mucho tiempo - Me amenazo con posponer el castigo.

Desde ese día mi vida cambió por completo. Ahora pertenecía a mi mujer y a mi suegra. Podría escapar, pero me quedaría sin nada, sin casa, sin trabajo y sin mis numerosos ahorros que eran de una enorme cantidad. Ahora todo les pertenecía y yo debía obedecer sus normas en su casa. Ese día recibí una gran lección, mi culo quedó completamente dolorido tanto por dentro debido a sus penes de goma como por fuera debido a la correa de piel. No podría sentarme durante unos días en una silla debido al dolor, pero podría haber sido peor si no hubiese intervenido mi mujer. Desde ese momento todas sus ordenes tendría que cumplirlas, me gustase o no, ya que me habían despojado de todas mis cuantiosas pertenencias.
.

Continuará …… Capítulo 2 ya publicado en la web ……….. Continúa leyendo si te ha gustado.

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DISCIPLINA DOMÉSTICA: Esclavo de mi mujer y mi suegra. Cap1 es un relato escrito por sumisso publicado el 21-09-2022 15:43:05 y bajo licencia de Creative Commons.

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