Tiempo estimado de lectura de 26 a 33 minutos

Las distintas sesiones con mi Ama Ana 2
Escrito por Arteya

Ana

Esa mañana me había despertado antes. Es sábado y como siempre, me gusta madrugar para aprovechar el día. Bajo de la cama con mi camiseta larga con la que duermo casi siempre, sin nada más debajo, te veo acurrucada en la camita que habilitamos para que durmieses en mi cuarto y me acuclillo a darte un beso en la cabeza para salir hacia el baño a orinar.

Arteya

Tu contacto me despierta, al abrir mis ojos lo primero que veo es el techo de tu habitación, entonces recuerdo que estoy viviendo en tu piso desde hace unos meses, que andaba buscando donde quedarme para estar más cerca de mi lugar de trabajo y bueno también de ti, aun que eso me lo guarde, entonces caigo en donde me encuentro y estirándome me levanto, solo llevo una camiseta de tirantes y las braguitas, miro a mi alrededor, buscando tu silueta, pero no te encuentro, entonces escucho sonidos en el baño, de modo que voy hacia allí - buenos días - digo asomándome por la puerta.

Ana

Me ves sentada en el wc, haciendo pis con cara de sueño, un ojillo cerrado y el pelo alborotado

-bueno días, peque...- sonrío -qué haces ya levantada?

Arteya

- No sé, algo me pico la frente - digo rascándomela y sacando la lengua
Camino hasta a ti, para darte un beso en la mejilla y separarme - Iré a la cocina a hacerme el desayuno, ¿quieres que te prepare algo?

Ana

- Lo de siempre- te indico cogiendo papel para limpiarme la vagina.

Salgo del baño y voy al salón, me siento en el sofá y abro mi portátil para revisar unos correos, relajada.

Arteya

No puedo evitar clavar mi mirada en tu entrepierna cuando te secas esa zona y me muerdo los labios- claro, marchando unas tostadas con mantequilla y mermelada y un café- digo saliendo de ahí para bajar a la cocina a preparar nuestro desayuno,

En cuestión de minutos te preparo lo tuyo y me hago dos más para mí, una con queso de sándwich y otra con solo mermelada de cereza y un vaso de zumo de naranja, cuando lo tengo todo, lo pongo en una bandeja y lo llevo al salón
- aquí tienes, - digo sirviéndotelo sobre tu mesa- ¿qué haces? - pregunto curiosa.

Ana

Apenas te atiendo, enfrascada en una gestión que quería quitarme. Cojo una tostada a tientas y la como relajada, leyendo un texto. Bebo café y tras un ratito leyendo un texto, te miro.
-eh, nada. quería leer un correo. Ya sabes, cosas mías. Te sonrío.

Arteya

Te veo ocupada, de modo que me alejo un poco y prendo la televisión, para tomar mi desayuno. En seguida mi mente se centra en lo que ponen, pero al mismo tiempo estoy pendiente de cuando termines. Me limito a masticar mis tostadas y beber mi zumo, algo ida en mis pensamientos.

Ana

Me incorporo hacia atrás en el sofá y me acerco a ti. Estiro una mano y con naturalidad, la poso sobre uno de tus pechos, lo acaricio sin más...
-por cierto, ¿desde cuando vas tan tapada? - te digo en buen tono refiriéndome a que normalmente te tengo desnuda por casa... me he levantado algo caliente y me apetece jugar.

Arteya

Giro mi rostro hacia a ti, cuando siento tu mano en mi seno - pero si lo hicimos hace unas horas, ayer en la noche para ser exactas - me muerdo los labios cuando siento como lo acaricias, suspirando un poco.
- ok- digo asintiendo, quitándome la ropa en un santiamén, tiro la camiseta de tirantes sobre el sofá y me quito los pantis
- ¿así mejor? - acercándome me siento sobre ti, apoyando mi trasero sobre tus muslos.

Ana

Sonrío satisfecha, mis manos se colocan sobre tus nalgas y me fijo en tus pechos turgentes, con cierta caída.

- Ya sabes que si no te digo nada me gusta tenerte así - aparto una mano de una de tus nalgas y la vuelvo a subir a uno de tus pechos, lo aprieto y centro dos dedos en tu pezón, aprisionándolo.
-tenías frío por la noche? ¿necesitas una mantita?

Arteya

- Esta bien, lo tomare en cuenta para la próxima- asiento mirándote.
Aprieto mis labios cuando siento como aprietas mi pezón - la verdad es que no, es imposible tenerlo, sabiendo que estas a unos metros de mi - Tomando tu mano, la llevo a mi entrepierna - Mira como estoy ya aquí abajo y únicamente estas presionando mi pecho con fuerza - me notas algo mojada, y como un pequeño hilillo se derrama por mi muslo, mojando tu piel también.

Ana

Me encanta ver el gestito de dolor-placer que pones cuando te aprieto el pezón, como este crece poco a poco, de manera muy notable. Cuando bajas mi mano, tanteo tu sexo, tu raja con un dedo, sintiendo la humedad y el hilillo caer sobre mi muslo, muevo el dedo suave, entre tus labios mayores, te sonrío mientras mi otra mano se decide a jugar con tu otro pecho mientras te estimulo la vagina.
- Apenas han pasado unos minutos desde que te has levantado, ¿y ya vas chorreando, pequeña? - digo sugerente, divertida, moviendo lentamente mi dedo corazón, aprieto de nuevo el otro pezón, con más rabia.

Arteya

Froto mis muslos entre si excitada, soltando un pequeño jadeo de placer- ah … espera, aun no me quiero venir- digo alzándome un poco, para que tu dedo salga de mi interior, sin embargo dejando que sigas jugando con mi pecho.

- No puedo evitarlo, si ya me dices desde tan temprano que tienes ganas y me empiezas a tocar así.
Llevo mis manos a tu camiseta, subiéndola un poco, me hundo entre tus muslos, los cuales empiezo a lamer dando pequeños besos en tu piel, buscando tu entrepierna.

Ana

Sonrío sintiendo tu excitación, lo alterada que estás, como tomas la iniciativa tratando de complacerme.
-chss, chsss... espera pequeña… relax...- mi mano se posa sobre tu cabeza y tira de tu pelo suavemente, sujetándote, levántandote de entre mis muslos.
-Baja al suelo, ya sabes, de rodillas.

Termino de quitarme la camiseta. quedando completamente desnuda. Mi cuerpo más pálido que el tuyo, bonito, pechos turgentes, pezones rosados, algo voluptuosa y mi sexo cubierto de un ligero vello negro. Elevo mis pies, posando las plantas sobre el sofá, flexionando las rodillas y abriéndolas, dejándote la visión de mi sexo femenino, sensual.

Arteya

Me detengo en cuanto sujetas mi cabello y tiras de mi así con rudeza, pero al mismo tiempo cuidado.
- ¡Sí! - digo sin más, clavando mis rodillas en el suelo y llevando mis manos atrás. Mi mirada se alza, deleitándome con la vista que plantas ante mí, me relamo los labios. No hago nada, me limito a esperar alguna orden que me indique que puedo tocarte.

Ana

Llevo una mano a mi sexo, mirándote provocativa. paso un dedo a lo largo de la raja, recogiendo flujo que genero también, excitada, jugando con él entre dos dedos para volver a acercar un dedo a mi clítoris hinchado. mi otra mano juega con uno de mis pechos, sensual, lo acaricio, exhibiéndome ante ti, provocándote. Me fijo en un hilito que de pronto brota de tu coño, por el efecto de la gravedad y cae lentamente hasta chocar con el suelo. Un hilito denso, viscoso, me excita.
Cuando me doy por satisfecha, avanzo aún más mis caderas, en el sofá, colocándolas casi en el borde el mismo. Mi sexo y ano completamente expuestos

-huélelo...- susurro firme

Arteya

Clavo mis ojos en tu entrepierna durante los largos segundos que me brindas tal vista, poder ver cómo te masturbas, me sobre excita, noto mi interior más mojado que nunca, y apenas estamos comenzando, entonces tocas tu pecho, esos preciosos senos, que desearía tener en mi boca ahora mismo, cierro mis ojos imaginándolo, me voy unos segundos del mundo, cuando escucho tu voz que me hace volver, mis ojos se abren, para únicamente estirar un poco mi cuello y dar un paso aun de rodillas, con mis manos atrás.
Mi nariz la clavo en tu entrada, inspirando con fuerza y deleitándome con tu olor, mi boca se abre exhalando mi aliento, que te golpea, dando mi respiración agitada en tu piel.

Ana

Te noto respirar agitada, realmente excitada, un nuevo hilito brota de tu sexo, formando una especie de laguito sobre el suelo del que ni eres consciente. Dejo que respires mi aroma, que te recrees.
-eso es, pequeña... muuuuy bien...- te animo al ver como aguantas las ganas de saborearme por un rato.
Aunque necesito tu lengua ya... necesito empezar bien el día
-lámelo... hazlo como tú sabes...- empujo tu coronilla con mi mano sobre mi sexo, hundiendo tu cara sobre él.
-vamos, pequeña... vamos...

Arteya

Empujo con mi nariz un poco, clavándola lentamente en solo el inicio de tu vagina, al subir y bajar mi pecho agitado, mis pezones rozan tus muslos un poco de vez en cuando, entonces escucho tu aviso, mi boca se abre grande, y me amorro a tus labios vaginales, los chupo con cuidado y cierta ansiedad, tirando de ellos suavemente, para meter la punta de mi lengua después entre ellos, sintiendo como me empujas contra tu pelvis, mi rostro se empapa con tus fluidos, sintiendo mis labios igual de empapados que mi entrepierna.
Empiezo a lamer tu entrada de arriba a abajo, dejando que mi piel se frote también, me encanta que toda mi cara acabe llena de ellos y poder oler así después a ti, inspirando levemente el aire, pudiendo sentirte en mi piel. Juego con mi lengua largos segundos en c-círculos metiéndola y sacándola lentamente de tu vagina empapada, tragando poco a poco los fluidos que me brindas.

Ana

Me dejo comer por ti, sintiendo tu lengua viscosa y lasciva hundirse entre mis labios, como si fueses una osita hormiguera que escarba, me da morbo y ternura a la vez. Escuchas mis jadeos y gemidos susurrantes, mientras estimulo mis senos.

Tras unos 3 minutos de lamidas, vuelvo a sujetar tu pelo, doy un tirón firme hacia atrás apartándote y poniéndome de pie.
-saca la lengua, mira hacia arriba, ¡vamos! - palmeo uno de tus senos, algo excitada, dejándome llevar.

Arteya

Mi cuerpo arde durante los largos segundos que como de ti, entonces siento como tiras de mi otra vez, me separo sin ganas de ello, me gustaría seguir así más, hasta que te vinieras en mi boca, peo sin queja alguna, lo hago obediente, mi lengua sale de tu interior, y miro hacia arriba como me indicas.

Ana

Coloco tu cabeza como deseo y soy yo la que ahora maneja el ritmo. Comienzo a frotar mi sexo sobre tu cara.
chof chof chof -ohh, joderr... - mantengo tu cabeza sujeta mientras me restriego, es realmente placentero, mis jadeos van en aumento, sintiendo muchísimo placer... acercándome al orgasmo.

Arteya

Siento como me aprisionas entre tus muslos, es asfixiante, pero al mismo tiempo lo que más me excita, puedo sentir como frotas tu coño contra mi boca, mi nariz, mis mejillas, toda mi cara, sonrió sintiendo tu olor en mí, cierro mis ojos, dejándome llevar por tus movimientos, en un momento dado saco mi lengua, clavándola en tu entrepierna, para darte un mayor placer así, mientras escucho tus gemidos y jadeos, deleitando esta vez mis oídos.

Ana

Cuando sacas tu lengua, desatas mi orgasmo -joder, si... – jadeo, paso mi clítoris por ella, una y otra vez, notas como de mis labios emana abundante flujo y como convulsiono
-OFFFF OFFFFFFFFFFF
Apretándome contra ti, pringándote la cara por completo, corriéndome en tu boca
-AH aHH - hasta que reduzco mi ritmo
-dios... qué bueno...

Arteya

Abro mi boca en ese preciso instante, para empezar a tragar tu corrida, estoy tan excitada, que el charco que se forma bajo mis muslos de mis propios fluidos empapa mis muslos y piernas cuando me muevo, puedo sentirlo.
Me limito a lamer y chupar tus labios vaginales, mientras te corres, notando como lentamente vas bajando el ritmo, conforme tu orgasmo culmina, cuando terminas, me dedico a relamer, dándote pequeñas lamidas, que limpien los restos y te reconforten.

Ana

Te miro desde arriba, recuperándome, complacida, acaricio tu pelo.
-buena chica... buena chica... - sintiendo tus pequeñas lamidas.

Me aparto de ti y camino hacia el dormitorio, dejándote ahí en el salón unos instantes.

Arteya

Me separo cuando siento que no sigues mojando, cuando me acaricias el pelo, te sonrió, dándote un beso después un último beso en la pelvis, viendo cómo te apartas para irte un momento, espero paciente tu regreso.

Ana

En el dormitorio decido colocarme unas braguitas. Me gusta taparme para no darte el placer de mis vistas siempre... Te has portado muy bien y te mereces un premio, así que cojo un vibrador que tengo en mi cajón de los juguetes y vuelvo.
Paso a tu lado -ya estoy aquí, princesa - tiro el vibrador sobre el sofá y cojo la camiseta para ponérmela, me siento y golpeo el otro asiento del sofá.
-vamos, ven aquí! - como si le hablase a una perrita

Arteya

Te veo volver, en el acto me incorporo aun de rodillas, pero más recta, aun con mis manos atrás, veo que vuelves con pantis, sonrío al ser consciente de que es porque te gusta, que solo pueda verte cuanto tú quieres, lo que no sabes es que me gusta verte así también, me lo guardo para mí y me limito a esperar a ver qué haces, entonces escucho tu comentario - hola de nuevo- te sonrío todo lo dulce que puedo -Ama- digo después algo más alto.
Veo como me llamas entonces golpeando en el sofá, comienzo a andar a cuatro patas hasta a ti, hasta llegar al punto que me ordenas.

Ana

Te indico que subas sobre el mismo. Miro el charquito que has dejado en el parqué del salón, sonrío.
-eso es. así- te colocas de igual manera que yo antes, pies sobre el sofá, rodillas flexionadas.
Cojo el vibrador y lo llevo a tu boca -eeeeso es...- te apremio cuando veo que lo lames instintiva.
-muy bien...
sonrío afable y bajo el vibrador... lo coloco justo en la entrada de tu vagina que está empapada, apoyando el resto del vibrador sobre el sofá, apenas te entran dos cm dentro par que se mantenga ahí y sin más, lo activo al nivel 3 de 10.
-no hagas nada - te miro seria y cojo el mando de la tv y me recuesto en mi lado del sofá -ah, y si te vas a correr, avisa.

Arteya

Obediente subo al sofá y cuando veo que colocas el vibrador, cuando me haces mantener la misma postura que tomaste tu cuando te masturbaste, me quedo quieta, sin hacer nada, como me indicas.
- ahh!! - gimo cuando me lo introduces en la vagina y me muerdo los labios con fuerza- jooooder- vuelvo a gemir cuando lo activas y apenas está en el 3.
- no me pienso correr hasta que me indiques que quieres que lo haga.

Ana

Te sonrío y pongo la tv, buscando una serie de Netflix que estoy viendo con total naturalidad. Se escucha ahogado el zumbidito del vibrador
-y no gimas anda, que molesta, ¿vale?

Arteya

- no te preocupes, tampoco me gusta que se haga ruido, cuando veo una serie- contengo las ganas de correrme como tanto me gusta, limitándome a sentir el vibrador ahí, y disfruto de la serie de igual forma, en esa posición, con una sonrisa lasciva en mis labios.

Ana

Me concentro un ratito en la serie y a los minutos, acerco mi mano al vibrador, aumento la velocidad dos puntitos y lo saco un poquito y lo meto unas pocas veces, colocándolo de nuevo justo en la entradita de tu vagina, rozando mí de refilón también tu clítoris que aparece prominente, hinchado.
Cariñosa, mi mano acaricia uno de tus senos, luego el otro, paso mi pulgar por uno de tus pezones, sintiéndolo muy erecto y sonriendo vuelvo a concentrarme en la serie.

Arteya

Disfruto viendo como juegas con mi sexo, viendo cómo te diviertes usándolo a ratos, al mismo tiempo que ves la serie, como si fuera tu muñequita, de vez en cuando solo muevo mi cabeza, para ver como lo tocas al mismo tiempo que contengo mis gemidos, cerrando mis labios, cuando aumentas el nivel de la vibración, eso me genera un mayor placer, que por muy difícil que parezca también termino conteniendo, estoy acostumbrada a ello, y me encanta lo grande que me viene cuando estallo, puedo sentir mi clítoris super hinchado y mis labios vaginales, me arde la entrepierna como nunca, mis manos se cierran en puños, viendo como ahora juegas con mis pechos, vuelvo a poner atención en la serie, cuando paras de jugar con ellos.

Ana

Dejo el vibrador en ese nivel un buen rato y me limito a de vez en cuando alargar una mano y sobarte los pechos, pellizcar tus pezones fugazmente, bajar mi mano hacia tu sexo y acariciar unos segundos tu clítoris hinchado con cuidado de no empujar el vibrador fuera, acariciar tus muslos, como diciéndote "no te olvides de quien manda" a mi manera.
Pasado un rato decido cambiar y aumentar el nivel otros dos puntitos hasta el 7, se escucha más alto, sonrío divertida, me encanta.
Meto y saco el vibrador de tu sexo en repetidas ocasiones, colocándolo de nuevo apoyado como me gusta... al sacarlo y meterlo se escucha la humedad de tu interior, chof chof chof, demostrando que estás realmente empapada y me dispongo de nuevo a ver mi serie

Arteya

Sonrió suave cuando me muestras ese gesto que me indica que a pesar de todo, soy consciente de que mandas tú. Me relaja cada vez que tocas mis senos, de modo que me recuesto un poco hacia atrás cuando lo haces, mi cuerpo reacciona cuando aumentas la vibración sintiendo como me mojo más, no puedo evitar soltar un gemido enmudecido en este punto - ummm - con mi boca cerrada, cerrando mis ojos, cuando de nuevo, lo vuelves a sacar y meter, provocándome continuas excitaciones.
Cuando terminas, puedo sentir mi interior desbordarse de fluidos, que ahora empapan el vibrador y mis piernas, preguntándome cuando me darás el aviso para correrme.

Ana

Tras un ratito dejándote en esa posición con esa intensidad del vibrador, termina el primer capítulo de la serie, avanza al segundo y aprovecho la Intro para acercarme a ti.
Te sonrío, mi mano se posa en uno de tus pechos y acerco mi boca a la tuya, me apetece calentarte, beso tus labios apretando con fuerza tu seno, para continuar deslizando esa misma mano hacia abajo, entre besos sensuales y rápidos, hasta dar con el vibrador, lo hundo por completo dentro de ti y lo saco.
chof chof chof
-te gusta, ¿verdad pequeña?
chof chof chof
Empujo y saco mi mano con brusquedad, aprovechando para subirlo al 8 mientras lo hago, chof chof chof, durante un par de minutos.

Arteya

Me giro cuando te aproximas, viendo como tus labios se acercan a los míos, los abro, correspondiente en un húmedo beso, sintiendo mi pezón más duro, por esa nueva presión que ejerces en el ahora, cuando lo aprietas
-ahhhhh- gimo soltando el gemido en tu boca - noto como tu mano baja ahora hasta mi vagina, sujetas con fuerza el vibrador y de nuevo comienzas a masturbarme, lo hundes ahora hasta el fondo en un mayor nivel.
- ahhh ahh sii, mucho...- jadeo exhalando
- qué serie es, por cierto? me pone cada vez que te centras en la serie y me dejas así- digo reconociéndolo.

Ana

Disfruto de ver tu placer, fallándote con el vibrador... cuando creo que ya es bastante follada, clic, lo llevo al 9 y empujo el vibrador dentro de tu vagina, casi por completo, empujando la base del vibrador con el pulgar, buscando atorarlo dentro de ti en ese nivel.
-es Ozark...- te respondo apartándome de ti
-calla que empieza el segundo, y repito, si te vas a correr, me avisas y como lo hagas sin mi permiso, me enfadaré - recostada de lado, en la otra parte del sofá, vuelvo a sonreírme por dentro, al verte en la misma postura expuesta, fijándome en el ligero colorcito rojo que aparece entre tus piernas, la base del vibrador que asoma muy levemente y vibra intensamente ahogado en tu interior.
- brrrrrrrrrrrrrr

Arteya

- uummf- gimo cuando lo encallas así, la vibración es la más intensa que he sentido hasta ahora, pero sé que queda un nivel más, y no pienso correrme hasta haber sentido como me follas también con ese nivel, de modo que reincorporo mi cuerpo, buscando aguantar así un poco más.
Me callo en cuanto veo que vuelves a poner la serie, nunca he sido de dramas americanos y menos cuando hay dinero por medio, pero, aun así, me pongo a ver la serie de igual forma.

Ana

Decido centrarme un buen rato en la serie. el vibrador aguanta en ese nivel un buen rato, empleando al máximo la pila... tras 30 minutos de capítulo, me acerco sin decir nada hacia ti y simplemente, clic, presiono el botoncito que hay justo en el culo del vibrador, BRRRRRRR, poniéndolo al nivel 10 y sin más, continuo a lo mío, cómoda, mirando el capítulo.
BRRRRRRRRRRR – se escucha el vibrador encallado en tu vagina, casi completamente engullido por ella.

Arteya

Me estaba quedando en un pequeño relax a punto de casi dormirme, cuando siento que el capítulo termina y tú te mueves hacia a mí, sin previo aviso, lo cambias al último nivel
- no!! ahh… - gimo sintiendo como eso me provoca una intensidad mayor de placer y de golpe- per...mi...so... permiso para correrme!! - jadeo mirándote, apretando mis manos en puños y mis labios mordiéndomelos como nunca, mientras intento contener mi orgasmo.

Ana

-no, no tienes permiso- te miro seria, disfrutando por dentro, me vuelvo a acercar hacia a ti, excitada de nuevo. aprieto con bastante intensidad uno de tus pechos, buscando generarte algo de dolor, bajando la mano para centrarme en tu pezón, apretándolo también con fuerza
-no- te-corras...- sin bajar aun la velocidad del vibrador
BRRRRRRRRR - que se escucha intensamente en el salón

Arteya

Me arqueo cuando me aprietas así el pecho, - mmmmmmm,- cerrando mis muslos, sigo conteniendo mi orgasmo más tiempo.
- como desee - digo en un pequeño balbuceo casi insonoro, jadeante y casi exhausta, cierro mis ojos, sintiendo como el vibrador sigue en mi interior, mientras tu disfrutas viéndome casi a punto de explotar de placer- no aguanto más, por favor.

Ana

Sonrío, morbosa, disfrutando de tu excitación casi como si fuese mía, de hecho, lo es, bajo mi mano a tu sexo y acaricio tu clítoris, notando como te retuerces, empujo el vibrador dentro con mis dedos, varias veces, mirando tu gesto colorado, como mueves los deditos de tus pies y clic- apago el vibrador.
-buena chica...

Arteya

Suspiro, exhalando varias veces, mientras mi pecho no para de subir y bajar, completamente llena en sudor, mis mejillas las noto arder cuando acaricias mi clítoris así, suspiro de nuevo- uffffff- notando como empujas más el vibrador y aun me sigues masturbando, estoy casi a punto de no aguantar, si sigues más tiempo así, entonces, lo apagas, suspiro aliviada, cerrando mis ojos- gracias - balbuceo en un pequeño hilillo de voz, mientras intento recuperar mi respiración.

Ana

Te miro, complacida -te estás portando muy bien, princesa- te apremio mimosa, dejando que te relajes y que vuelvas en ti.
-ahora vamos a ir un segundito al dormitorio... me apetece hacer algo- mientras charlo, bajo mi mano a tu sexo de nuevo y acaricio suave el clítoris, muy lentamente.
- y después te voy a invitar comer por ahí, qué te parece?- te hablo como si le hablase a una perrita o a una niña.

Arteya

Te sonrío dulce en respuesta de tu elogio, notando como poco a poco recupero mi estado normal, escucho tu comentario de que quieres que vayamos al dormitorio, notando como tanteas mi botón hinchado y algo enrojecido, como si quisieras tantear cuan excitada sigo
- me encantaría, será un placer ir a cenar contigo,- respondo dulce, intentando incorporarme, sé que en cuanto me veas mejor, vas a querer que baje del sillón.
Ana

Te sonrío con fuego en mis ojos... me encanta tener una perra en casa, una perra tan buena y me apetece seguir divirtiéndome -bien.
-al dormitorio, preciosa... hop hop hop- te apremio -espérame sobre la cama, a cuatro patitas, - ¿sí? - digo morbosa, excitada.

Arteya

Obediente te asiento con una dulce sonrisa en mis labios, bajo del sillón de rodillas, como puedo, aun estoy excitada y esa excitación comienza a acrecentarse de nuevo al saber que me quieres en el dormitorio sobre la cama a cuatro, ya me imagino lo que piensas hacer, me muerdo los labios, pensando en ello, camino hasta tu cama, y me subo sobre ella, colocándome a cuatro como me has indicado, noto mi entrada más mojada que nunca, ansiosa, porque sigas divirtiéndote.

Ana

Espero un ratito en el salón, contestando algunos whats apps, a sabiendas de que estás en el dormitorio esperándome, segura de que estás disfrutando de la espera tanto como yo, con el vibrador aun dentro de tu vagina.
Decido por fin incorporarme e ir hacia el dormitorio, nada más entrar te veo, sonrío, la visión de tus cuartos traseros, colocada como he pedido, callada, no digo nada, aunque me complace tu actitud cada día más. Trasteo en uno de los cajones y encuentro lo que buscaba, lo ato alrededor de mi cintura y me acerco por detrás hacia ti, acaricio una de tus nalgas, morenita y ¡plas! palmeo la otra, con firmeza y dulzura a la vez.

Arteya

Me mantengo en esa posición todo el tiempo hasta que entras, sé que puedes ver mis entradas totalmente expuestas, empapadas, en posición de ofrecimiento, solo para ti, son tuyas, al fin y al cabo, al menos ahora, en este momento, noto el vibrador muy dentro de mí, es un poco incomodo, pero aun así no me quejo, escucho como buscas algo, y entonces observo como te colocas algo alrededor de la cintura, probablemente el arnés con el que piensas penetrarme ahora, me pregunto si lo harás por la vagina o el culo, y algo me dice que será por el culo, pues siento como me lo acaricias en ese preciso momento, y entonces me nalgueas- ahhhhh!- exclamo excitada, separo mis piernas, como si quisiera que siguieras haciéndolo, alzo más mi culo, exponiéndote más mis agujeros.

Ana

Continúo jugando con tus nalgas, las amaso y las abro, observando tu ano morenito, expuesto de por sí, acoplado a mi arnés, una polla de goma bastante realista, de un tamaño imponente... tampoco lo pensé mucho, la que había en el sex-shop.
plas! ¡plas! plas! plas! - cruzo varios azotes con la palma de mi mano, indistintamente, en una nalga y otra, sin razón aparente, solo porque me apetece, con más firmeza y menos dulzura que el primero y tras hacerme de rogar, acerco mi dedo entre los labios de tu vagina y clic clic clic clic clic, activo el vibrador al cinco, para acto seguido, colocar el glande ficticio de la polla de goma sobre tu ano, sin más lubricación.

Arteya

Me vuelve loca y encanta como me tocas, sobre todo cuando masajeas así mis nalgas, muevo incluso mi culo al ritmo de tus movimientos, no puedo ver el tamaño de juguete con el que me piensas penetrar, pero sé que no va a ser pequeño, mi ano se dilata y contrae una y otra vez- ah! ah! ah! ah! - de mi boca salen la misma cantidad de gemidos que nalgadas me procesas, noto la fuerza de estas percatándome que son más intensas que las anteriores, me muerdo los labios una vez más y mi mirada se vuelve pesada y más lasciva, mis ojos se abren de par en par en ese preciso instante que vuelves a encender el vibrador, algo que no me esperaba, noto de nuevo recorriendo ese zumbido dentro de mi hasta el fondo de mi ser, entonces lo siento, como colocas la polla en mi ano, para empezar a follarme hasta que te canses o te sientas complacida.

Ana

Poso una mano en una de tus caderas cuando la polla está colocada sobre tu ano y acto seguido apoyo la otra, empujo, noto la tensión de tu carne, es bastante ancho el dildo de goma, "esto es más para vaginas..." pienso al momento. pero me dejo llevar, viendo lo excitada que estás, disfrutando.
- plas! azoto de nuevo a modo de llamada de atención- relaja el esfínter, princesa...- te advierto con tono dulce y vuelvo a intentar empujar, viendo ahora si como el glande avanza a trompicones al abrirse tu ano.
-uf.. eso es...- saco de nuevo y hundo, dilatándote, esta vez hasta que hago desaparecer parte del tronco... es un dildo bastante ancho.

Arteya

Noto como entra, gimo de dolor al principio, pero después de placer, al sentir algo tan grande abriendo mi otro agujero, puedo sentir como golpea el consolador cuando entra desde mi interior, ante tu orden, intento relajar mi ano, buscando que este lo menos contraído posible, separo más mis piernas y apoyo mi mejilla en la almohada haciendo así que mi entrada quede más fácilmente expuesta y fácil de penetrar, sintiendo como lo presionas para que entre y vuelves a sacarlo, abriéndome poco a poco, no paro de transpirar y jadear más excitada aun.

- mmmm ahhh ah ahhh ahh.

Ana

Meto y saco la polla de goma al ritmo de mis caderas de tu ofrecido ano
-eso es, princesa...
Agarrada a tus caderas. Cada metida hundo un poquito más, follándote lentamente, algo impresionada por lo que dilatas.
brrrrrrrrr, se escucha el vibrador bajito, mientras penetro y penetro, hasta que siento tus nalgas rozar mi vientre


-ufff...- solo por el morbo de hacerlo, de someterte, de hacer lo que me plazca con tu cuerpo

-estás siento una perrita muy... buena- aumento el ritmo, sacando a mitad y chof, metiendo hasta que golpeo mi vientre con tus nalgas, tras unos minutos así, saco la polla de goma, la visión me embriaga.

Arteya

Mantengo mi posición en todo momento, sin apenas moverme, excepto cuando muevo mis caderas al ritmo de tus movimientos, he perdido la cuenta de las veces que me has penetrado, y solo pensar en la idea, de ser sometida así, me sobre excita más, al ser consciente de como disfrutas con ello, imaginando la visión que tienes ante ti en mi cabeza, mi ano expuesto y totalmente abierto por la enorme polla, suspiro aliviada y jadeante, cuando siento como paras, no me corro por poco, por la idea de seguir aguantando más tiempo, y cumplir tus expectativas y ordenes.

Ana

Acerco un par de dedos a tu ano e impresionada, acaricio la pared dilatada del mismo unos segundos -bff...- resoplo detrás de ti. entran sin necesidad de abrir carne y deseosa de más y sin hablar, vuelvo a colocar la polla de goma sobre el y empujo de golpe, slurp! con violencia, hasta que mi vientre choco. plas!
-te gusta, princesa?- pregunto con toda la polla dentro de ti y alargo una mano por debajo de tu cuerpo, buscando uno de tus pechos.

Arteya

Noto tus dedos tocando el interior de mi recto, suspiro ante la sensación -uffffff- de poder sentirte así dentro de mí, notando como suspiras encima mío, puedo notar tu respiración golpearme la nuca a veces, entonces noto como vuelves a ello, me vas a seguir follando
- ahhhhhg!- un gemido se me escapa al notar como la metes de golpe, mi espalda se arquea – jooodeerr - solo alcanzo a asentir y decir un leve - sí.. me encanta…- notando como ahora quieres sentir mi pecho otra vez entre tus dedos, me giro un poco buscando facilitártelo, mi pezón esta mas duro que nunca, sin necesidad casi de apretarlos.

Ana

Comienzo de nuevo a coger tracción, mientras te aprieto el pecho por enésima vez... me fijo en lo colorado y manoseado que esta mientras saco y meto la polla de goma dentro de ti una y otra vez mirándote con gesto de vicio, sintiendo de nuevo humedad dentro de mis braguitas, mi sexo arder. Saco, meto, saco, meto, saco, meto. saco a mitad y hundo al final una y otra vez de alguna manera me excita buscar tu límite. plas! plas! plas! plas! 3 minutos, 5, 7, 10, 15 minutos. sudo y noto como de esa manera con el roce de mi sexo en tu trasero una y otra vez el placer es diferente, pero estimulo mi clítoris de esa manera, jadeando y gimiendo tras de ti.

Arteya

Siento como retomas las penetraciones, sin saber porque cada vez que aprietas mi pecho, eso me gusta más, tomo tu otra mano y la llevo a mi otro seno, - ahhh por favor, echa más tu cuerpo sobre mí, quiero sentirte más- jadeo mientras traspiro en un intento por mantenerme a cuatro más tiempo. El tiempo pasa, haciéndoseme un placer largo y duradero, que en el fondo desearía que nunca terminase, pero no sé cuánto más tiempo aguante así, sin venirme.
Noto tu clítoris como lo rozas contra mis nalgas, una y otra vez, la idea de que te derrames así sobre mi ahora, me pone más que ser penetrada, por el enorme miembro, al mismo tiempo que puedo sentir tus gemidos ahora golpear mi nuca y mis oídos, muerdo mis labios con fuerza, y apretó mis manos en puños, así como los dedos de mis pies, que petan.

Ana

Cuando te incorporas pidiéndome que manosee tus pechos, sonrío y lo hago gustosa, brusca, excitada. Al hacerlo me arrodillo sobre la cama, empujándote hacia adelante
-dioss.. estoy muy cachonda...- susurro, apretando un pecho, luego otro, mientras saco y hundo la polla, buscando ese ligero roce en mi clítoris que me acerca cada vez más al orgasmo, la saco y meto, saco y meto.
-ahh, ahh... ahh.. casi casii casiiii...- quiero tocarme, pero de algún modo lo disfruto mas así, usándote, aunque me cueste más.

Arteya

Tus manos cogiéndome así ahora las tetas, al mismo tiempo que me clavas el enorme miembro por el culo, me supera- ahhhhh Anaaa no aguanto más... me quiero correr...por favor… jadeo completamente mojada, notando como se ha formado otro charco más grande debajo de mí, el consolar sigue vibrando y cada vez que me embistes y frotas tu clítoris contra mi culo, me da una descarga nueva de excitación, mi cuerpo se arquea, soltando continuos gemidos al mismo tiempo que tú, se mezclan con los tuyos- ahh ahhh ahh ahh.

Ana

Estoy demasiado excitada y cercana al orgasmo como para contestar. Te embisto, mis manos aprietan tus senos ya sin ningún tipo de cuidado, embriagada de placer
-ay, joderrrrrr- gruño

-me corro... siii, me corrrrrrro...

Dejándome llevar, embisto y embisto, notando como al fin, exploto en un nuevo orgasmo, utilizando tu culo. un orgasmo conseguido de una nueva manera. sudo detrás de ti, exhausta también, ha sido mucho rato de follada y cuando me doy por satisfecha, mis bragas empapadas lo demuestran, caigo a un lado, bocarriba sobre la cama
slurp- la polla de goma sale de tu culo al hacerlo
-ay, dios...- recupero el aliento

Arteya

Tiemblo y no paro de transpirar, apretando mis labios, y mis manos en puños, sigo soportando tu peso y las continuas embestidas, cuando me estrujas así los pechos, siento que voy a desmallarme de un momento a otro, entonces escucho que te vas a correr, mis ojos se abren y gimo más excitada que nunca- ahhhh siiiiii- sigueeeee - exclamo, sintiendo como te derramas y me penetras más que nunca, mi cabeza va hacia atrás, en un último intento por no venirme, me pone más cachonda, como nunca, que no me des permiso, me empapo más y más, sin correrme, entonces caes, sobre mí, siento como el dildo sale de mi culo, y no aguanto más, mis rodillas y codos cesan, cayendo también sobre la cama, en un intenso climax sin explotar aun, estoy ardiendo, pero como puedo, gateo hasta tu cuerpo, besándote, me separo, notando mi pecho subir y bajar.

Ana

Te miro, yo bocarriba, tu mirándome ligeramente incorporada, me fijo en tu gesto desencajado, sonrío - para el vibrador, ya vale por hoy - te indico con tono exhausto, ahogado, pero firme.
-y no se te ocurra tocarte, ¿entendido? - me fijo en tus tetas hinchadas, pezones como nunca los había visto, “que imagen”, pienso, mientras me relajo satisfecha sobre la cama

Arteya

- ¡sí! - asiento introduciendo mis dedos entre mis piernas detengo la vibración - exhausta, jadeando aun, me paro para caminas con el aun dentro, en busca de un trapo y secar todo el reguero que he dejado - no, estaré esperando porque lo hagas tú, cuando vuelvas a querer- respondo saliendo de la estancia, para limpiarme yo también.

Ana

Me incorporo al ratito. Me quito el strap on y me desnudo, dejo las braguitas y mi camiseta sobre el mismo suelo y, desnuda, me dirijo al baño, para darme una refrescante duchita, mientras tú te encargas de tenerlo todo bien.

Arteya

Tomando las sabanas, las quito de tu cama, echándolas a lavar a la lavadora, y poniendo unas nuevas, decido ir a ducharme de igual forma, al otro baño que hay en la casa.

Ana

En el baño quedo un buen rato, disfrutando del agua, a mi aire, recordando la morbosa manera de correrme usando tu culo, me ha encantado hacerlo... me ha encantado tu actitud. estoy feliz de tener a una perrita tan buena en casa. Cuando salgo de la ducha, cojo un albornoz, asomo al pasillo y silbo.
- Fiuuuu fiuuuu
-donde estás????- sin salir todavía del baño

Arteya

Ya he terminado de limpiar todo y no me ha dado tiempo incluso de ducharme también, como no me diste la orden de quitarme el consolador, he optado por dejarlo dentro, limpiándome así incluso ahí, pero has sido tan rápida, que ni tiempo de ducharme he tenido- Ama, entrando en la ducha! lo siento, aún no he podido terminar de hacer todo! - grito desde donde me encuentro, terminando de lavarme a prisa, el cabello y aclarándolo, para hacer igual con mi cuerpo y salir apresurada. Corriendo tomo una toalla y me seco rápidamente, para ir a donde estas, aun se ve mi cuerpo cubierto de pequeñas gotitas así como mi cabello empapado un poco, en cuanto llego a ti, me inclino de rodillas- lo siento- se me ve jadeando un poco por la carrera en venir a ti cuando antes.

Ana

Estoy con el albornoz semiabierto, el pelo húmedo, mirándome en el espejo. Ni siquiera te miro cuando entras.
-no te preocupes, princesa...- te digo con tono dulce, ahora si me giro a mirarte y me agacho levemente llevando una mano a tu barbilla, la levanto para que me mires.
-estás bien? - sonrío -date la vuelta, quiero ver ese culo- relajada y autoritaria de manera natural.

Arteya

Mantengo mi mirada al suelo, hasta que optas por girarte y mirarme, alzándome la barbilla con tu toque, mis ojos se ven un poco pesados aun y con un leve toque de excitación por todo, pues aun ando con ganas, alzando mi mirada cuando veo que quieres que lo haga te respondo
- sí, todo está perfecto, muchas gracias Ama. Obediente me giro, alzando mi trasero, pongo mis manos en el suelo, así como mis rodillas que las mantengo también, para separar mis nalgas entonces con mis manos después.

Ana

Sonrío inmediatamente, la visión es excitante, al igual que tu actitud. Veo tu ano todavía dilatado por mis duras embestidas durante largo rato y el culo del dildo asomar todavía clavado dentro de tu vagina, me acuclillo detrás de ti.

-ummm, se nos ha olvidado el dildo dentro, pequeña...- me apoyo con una mano en tu espalda y con la otra acaricio tus nalgas y acerco dos dedos a tu sexo, frotando unos instantes el clítoris, recreándome un poco con mi perrita... acaricio de nuevo tus nalgas, tus muslos, las plantas de tus pies.
-estás perfecta, preciosa...- me incorporo de nuevo y camino hacia el wc, para sentarme en el con el albornoz abierto a los lados, mi cuerpo desnudo expuesto.
-coges la pintura de uñas- está en el armario bajo el lavabo – ya lo sabes - y empiezo a orinar, relajada.

Arteya

En cuanto me tocas mi cuerpo hace clic, como si el más mínimo contacto me reactivara, especialmente al verte así en bata, pudiendo ver tu cuerpo, al menos las zonas que muestras al descubierto, mis ojos se clavan en tu pecho y bajan a tu sexo, para volver al suelo, siento como te agachas detrás de mí, para ver como tengo el culo, sé que te pone de sobre manera verlo a un dilatado, puedo sentir como palpita aun un poco, pero ni si quiera me duele, o molesta, también me excita la idea al pensarlo, sentir tus caricias no solo me dan placer, también me reconforta el toque delicado y lento que pones en ello, sonrío contenta de poder tener una Ama como tu.
Escucho tu comentario, con respecto al dildo, y despreocupada, entiendo que lo quieres ahí, no hago nada, me quedo quieta, sin moverme aún. Te paras y caminas hasta el wc, escucho tu orden y de forma automática me paro, voy hasta donde me dices que quieres que tome la pintura de uñas.
La busco con mi mirada hasta dar con ella, sin usar mis manos, empleo mi boca esta vez, cogiéndola con mi boca, despacio de que no se caiga, te la llevo, ves que vuelvo a adoptar mi aptitud de chica perrita, y empujando tus piernas con mi nariz y frente después, te doy un toque, como indicándote que ya tengo el pinta uñas para que lo cojas, apoyo mi barbilla sobre tus muslos, viendo muy de cerca como orinas, muy excitada por poder verlo.

Ana

Cojo el pinta uñas y me vuelvo a recostar hacia atrás, abro bien las piernas, morbosa, disfrutando de tu excitación, de tus ojos clavarse en mi sexo mientras orino
-te gusta, verdad, ¿perrita? - la orina golpea con el agua del wc y cuando termino, avanzo mis caderas, hacia delante, sin decir nada, dejando mi sexo muy expuesto, goteando orina sobre el suelo, con el albornoz a los lados, mis pies desnudos apoyados sobre la tarima del baño.

Arteya

Suelto mi agarre con mis dientes del pinta uñas en cuanto noto que lo tomas, para que puedas cogerlo, en el proceso, relamo un poco tus dedos como juguetona, te sonrío, veo como abres tus piernas, al hacerlo me separo un poco, sino me daría de bruces contra el borde del wc, pero igual de cerca, me quedo viendo tu sexo, la vista es esplendida, como tienes de hinchado aun el clítoris, por haberlo está rozando contra mis nalgas tanto tiempo, rosado, gordito, mi mente vuela imaginándolo contra mi lengua, pero me contengo, asiento viéndote mear
- si Ama, es un placer, poder verla hacer sus necesidades, el sonido incluso cuando golpea, me encanta, veo como lo echas hacia delante, apoyándolo en el borde, sé que eso indica que quieres que te limpie, acercándome entonces, me aproximo, te miro desde abajo a los ojos, como si buscase tu permiso, no estoy segura de sí lo quieres ya, pero deduzco al final que sí.

Primero limpio las gotitas que han caído al piso, para subir, a ti, miro de cerca como las gotas caen por tus labios, aun orinados, y como tu entrada está llena de ellos un poco, aproximando mi boca, saco la punta de mi lengua para empezar a limpiar tu bonita vagina, la relamo, de arriba a abajo, tragándome los restos de tu pis, para introducir la lengua dentro y relamer también, la paso así varios segundos, hasta dejarla bien limpia, cuando termino, me quedo viéndote desde abajo, algo suspirante- ummfff - relajada como si estuviese muy a gusto.

Ana

Es algo cotidiano para mí, casi como un premio que te regalo cada vez que voy a orinar. Me encanta sentir tu respiración, tu lengua colarse entre mis labios, recogiendo los restos de pis de ellos, mientras me limpias, disfrutando de tu viscosa lengua, abro el bote de pintura roja con la mano y lo aspiro suave. Me encanta el olor a pintura de uñas.
-que bien huele...- susurro para mi
te miro, apartarte de mí sexo, mis ojos se cruzan con los tuyos, que tienen ese brillo tan especial
- ¿ya está limpio, preciosa? - asumo que sí y sin más, acerco uno de mis pies hacia tu cuerpo, posando la planta sobre tu rostro, suave, pero dejando apoyar mi peso, buscando mi comodidad. como si eso fuese lo más normal. flexionando una rodilla y acercando habilidosa el pincelito manchado de pintura roja -no te muevas, no quiero hacerlo mal- comienzo a pintar la uña de mi pie, relajada, apoyada en tu rostro.

Arteya

Me alegra saber que hasta el olor a pintura de ciertos botes nos guste tanto, ese comentario, me reconforta, aunque yo tengo un gusto por los olores más fuertes como el de un rotulador Eeding cuando se abre o el olor a gasolina o ciertos pegamentos. Me guardo para mí mis pensamientos, hasta que escucho tu voz de que me aparte, obediente me separo, dándote espacio.
Cuando me miras a los ojos, me quedo viendo los tuyos unos segundos también, disfrutando de esos segundos donde nos miramos las dos, asiento mirándote

- sí, completamente mi Ama, como sé que tanto le gusta.
Cuando acercas tu pie, mis ojos se abren sorprendida, no me lo esperaba, un pequeño temblor me golpea en el pecho, y sin moverme un ápice excitada, me quedo ahí, sirviéndote de apoyo, tu peso sobre mi cara, sobre todo el de tu talón en mi barbilla y boca, se me ocurre la loca idea de lamerlo, rozándolo con mi lengua, pero igual eso podría hacerte moverte y que saliera mal o te manchases con la pintura, de modo que hago el intento costándome mucho, de mantener mi lengua bien dentro de mi boca, acatando tu orden de no moverme.

Ana

En silencio y tomándome mi tiempo voy pintando mis uñas. noto el relieve de tu cara bajo la planta de mi pie que apoyo sin hacer ningún esfuerzo por aliviarte el peso... siento tu nariz que aplasto ligeramente, tus labios, tu barbilla... es agradable. -muy bien... eso es... quietecita, pequeña...- termino de pintarlas y cuando termino, acerco mi cabeza unos segundos para soplar levemente.
Aparto mi pie y te miro, sonrío - venga, el otro
-colócate aquí- te indico que te coloques un poco hacia ese lado - me fijo en tu gesto algo agitado, deseoso, me enternece.

Arteya

Mi cuerpo comienza a arder de nuevo, por fin, empiezo a notar que tienes la confianza de usarme, para lo que quieras, y no como antes que me daba la sensación, de que buscabas complacerme a veces, la idea de ser usada así, me pone a cien, y empiezo a notar más y más, mojarse mi interior, “me está convirtiendo en su apoya pies”, ese pensamiento se pasa por mi cabeza, y un tremendo golpe de excitación recorre mi cuerpo hasta mí pecho, joder que masoquista emocional soy a veces, aunque deteste el físico, mi mente vuela y me quedo viéndote desde esa posición, viendo de reojo como pintas tus preciosas uñitas.
En un momento dado, te detienes y me hablas, apartando tu pie, me indicas que ya lo has terminado.
- si Ama, obediente asiento, moviéndome un poco, para que puedas apoyar el otro ahora.
Antes de que lo quites, mi lengua pasa por la planta de tu pie, ahora si sacándola, para relamerme los labios después, no me excita la idea de lamer tus pies, pero si tu piel, o tener un contacto contigo, me daría algo de asco, si tuviera que lamerlos, sucios, pero sabiendo que te acabas de duchar, si me agrada.
Entonces me quedo ahí, esperando que de igual forma termines de pintar el otro.

Ana

Sonrío al sentir tu lengua cuando aparto el pie ya pintado, tu gesto algo vicioso, morboso, contenido, pero no digo nada, pasándolo por alto. No me suele gustar que hagas cosas si no te las pido, que tomes cualquier tipo de iniciativa, pero estoy cada día más encantada de tenerte y te concedo ese pequeño gesto que a la vez me enternece.
Levanto la otra pierna, colocando el pie sobre tu cara de nuevo, tapándote toda visión, haciendo que tenga que forzar un poco el cuello hacia arriba, en tensión, aunque yo ni siquiera soy consciente de ello.
Avanzo también mi otro pie ya pintado y decido apoyarlo sobre tu muslo, encontrando una postura aún más cómoda y me pongo de nuevo a la tarea, despacito, a mi ritmo, aplastando tu nariz, labios, dejando caer el peso necesario para estar cómoda.
-cuida...- espeto severa al notar como te balanceas levemente y uña a uña, voy pasando el pincelito mojado, pintándolas de un color rojo juvenil y sensual.

Arteya

Agradezco, que no me regañes cuando hago alguna cosa así, aunque sé que debo controlarme, por eso mismo no hago muchas, sino las justas cuando veo que eso no va a provocar ningún inconveniente.
Noto entonces como pones ahora tu otro pie en mi cara, sentir de nuevo tu peso sobre mí, es un placer enorme para mí, preguntarme que más vas a pedirme, o ordenarme, o hacerme cada día, es un pasamiento del que disfruto de forma intensa y constante, incluso fantaseando con deducir que más me harás o imaginarlo.
Me percato de como en esta ocasión, me has tapado la visión, no puedo ver nada, eso hace que se acrecienten mis otros sentidos, y cuando me obligas a tener el cuello así en tensión, eso me hace soltar un pequeño suspiro, uffff, excitada me mojo algo más.
Cuando apoyas tu otro muslo en mí, soy más feliz incluso, por mí, con tal de tener en contacto todo mi cuerpo contigo, seria feliz, si lo dejases caer sobre mí, mis ojos se abren al escucharte hablar- mierda! pienso para mí, cuando me doy cuenta de que me he movido un poquito, de nuevo me centro en no moverme nada ni un ápice, obediente me quedo más quieta que nunca antes, sintiendo como sigues pintando tus uñas.

Ana

Concentrada en mi tarea, voy pasando de uña a uña... despacito, sin prisa y con cuidado... vuelvo a acercar mi cara y soplo sobre ellas. Me vuelvo a apartar.
-que bien han quedado- satisfecha, mirándolas
Aparto el pie de tu cara y lo poso en el suelo y en seguida advierto el pequeño charquito que se ha formado entre tus piernas, sonrío
-anda, limpia eso, perrita...- digo poniéndome de pie sin más, paso por tu lado y acaricio dulce tu coronilla, para ir al dormitorio.

Arteya

Puedo sentir tu olor cada vez que soplas, se impregna en mis papilas olfativas, cerrando mis ojos me recreo en ello, pudiendo sentir así también incluso tu aliento, me reconforta además el airecillo que me golpea, que incluso mueve un poquito los pocos pelillos de mi flequillo ya no tan húmedo como antes, me rio ante la idea, de que me puedan servir como secador
Me enorgullezco al saber que he podido servirte así, como apoyo, aunque haya sido tu reposa pies para pintarte las uñas, sintiéndome feliz por ello, sonrío.
Entonces veo que te alzas, al escuchar tu comentario, me doy cuenta de lo mojada que estoy, al ver el charco debajo de mí, sorprendida abro mis ojos, no me imaginaba que algo así, me excitaría tanto, salgo de ahí, directa a la cocina, para tomar la fregona, llevando mis manos en mi entrepierna, preocupada porque no manche nada más, me seco, con un papel de cocina un poco, limpiándome, y tomando la fregona, vuelvo al baño limpiando el charco, cuando acabo la vuelvo a dejar en su sitio, para volver a donde te encuentras, me quedo ahí de rodillas, viendo que haces ahora, a la espera de alguna orden, o cosa que quieras hacer, mis ojos bajan a tus pies, viendo lo bien que han quedado.
-mmm los pinte o no, son preciosos, y creo que lucirían más si los pintase de blanco solo la zona que sobre sale del dedo, como estilo secretaria, pienso para mí, sin soltar dicho pensamiento, me gusta guardarlos para mí, pues desconozco si serán del agrado de mi dueña, además lo que importa es que le gusten a ella, solo eso, tumbándome en el suelo, con las manos atrás me quedo ahí, esperando, entre mis pensamientos.

Ana

Te veo entrar en el cuarto, ni siquiera te miro, es algo natural para mí, camino desnudo, relajada, cogiendo unas braguitas blancas, básicas, cómodas y una camiseta de tirantes... me siento en la cama y me coloca las braguitas, para acto seguido ponerme la camiseta, algo ceñida, pero flexible y cómoda.
-al final cenamos en casa, te parece pequeña? - digo pasando a tu lado, caminando hacia la cocina... sabiendo que vas a seguirme como la perrita faldera que eres.
Llego a la cocina y abro la nevera pensando que me apetece... veo un tupper con estofado que me dio mi madre hace un par de días. No me apetece nada, pero sé a quién si le va a apetecer, así que lo saco... y saco una pizza precocinada para meter en el horno.

Arteya

Observo como te vistes, lo bien que te puede sentar incluso verte con ropa de casa.
Asiento ante tu pregunta - Esta bien Ama, cualquier sitio me va a agradar, mientras sea con usted- respondo al ver que al final, has cambiado de opinión y no te apetece salir al final.
Voy detrás de ti, hasta la cocina, para ver qué vas a preparar y sentándome esta vez sobre mis espinillas y talones, me quedo viendo como preparas todo, observo que sacas un plato de estofado, soy vegana y eso es algo que creo recordar te dije, pero supongo que no lo recuerdas- Ama, no como carne, soy vegana.

Ana

- Puede ser una menestra si prefieres, te la puedo hacer ahora.

Arteya

- Que es una menestra? te miro en duda, puede que conozca ese plato con otro nombre, pues nunca lo había escuchado.
Ana

- Es una fritada de verduras... muchos tipos de verduras hechos a la plancha con un poquito de aceite.
Arteya

Asiento – sí, eso estará bien.

Ana

Voy haciendo en la cocina a mi aire. Enciendo el horno para que se caliente. Acto seguido me agacho a por tu platito, un cuenco de metal que suelo tener debajo de la mesa de la cocina, junto con otro que empleo para tu agua. Me muevo por la cocina, distraída, a gusto en mi casa y tras calentar un poquito el tupper de menestra, lo vierto en el plato de plástico dejándolo en el suelo.

- ¿Hay hambre, pequeña? te dedico una mirada para acto seguido meter mi pizza 4 quesos en el horno.

Arteya

- si! mucha! - exclamo, quedándome ahí, hasta que me digas que puedo comer, el olor a verduras fritas, me abre el apetito y me relamo los labios, sintiendo el olor desde donde estoy, pensando en la idea de que si quizás me porto bien, me premies con un trozo de tu pizza, y sobras, empiezo a centrarme en la idea de cómo conseguir que te sientas más complacida que nunca, la idea de que siempre me premies, me hace feliz, es el indicativo, de que hago bien mi función, complacerte y nada más. Me quedo ahí, esperando que me des la orden para ir a comer.

Ana

Trasteo en la cocina, preparando mi bandeja y esperando a que se haga la pizza.
-pues ale, cena!- te indico mirándote satisfecha, de pie, apoyada en la encimera, me gusta observar cómo lo haces, me fijo en tu cuerpo desnudo, el agujerito en tu ano aun evidentemente usado, como te comportas cada día más con suerte como una perrita, reposando sobre el suelo, con naturalidad y me gusta que tu cenes antes, en la cocina e irme yo al salón para ponerme la tv y comerme mi pizza distraída y cómoda.

Arteya

Alzo mis ojos al ver que me has dado la orden ya, lo cual me sorprende, pensé que esperarías a que se hiciera tu pizza. Entonces me quedo pensativa, en la tesitura, de cumplir tu orden, pensando en la idea de que igual es así porque quieres disfrutar viéndome comer, pero también está el contrapunto de mi sumisión y sometimiento a ti, soy tu perra, y no debo comer antes que tú, o al menos al mismo tiempo, en duda, por ello, te pregunto
- ¿Está segura Ama? ¿Puedo comer ya?
Muy en el fondo, me gustaría comer cuando tú también comieras, y mi mirada se postra en el suelo, un poco triste, pero al mismo tiempo caigo, en que igual, te podría complacer más si me ves comer, porque quieres deleitarte o divertirte viéndome hacerlo- mmm solo dígame de nuevo, que sí si es así y lo haré en cuanto usted me diga- digo sin más, esperando tu respuesta.

Ana

Sonrío enternecida y no puedo evitar acercarme a ti y por un momento ponerme a tu altura mientras mi pizza se calienta en el horno, me acuclillo y te miro, aparto el pelo de tu cara y con una mano comienzo a rascarte el vientre, suave, pero con firmeza, como se lo haría a cualquier otra perrita.
-claro que puedes comer ya... hoy te lo has ganado de sobras -digo con tono dulce, complacida, poso mi mano en uno de tus pechos para acto seguido hacer lo mismo con el otro.
-venga, ve anda, que seguro que te mueres de hambre perrita- me incorporo de nuevo, tras mi arrebato de cariño que creo también necesitas de vez en cuando.

Arteya

Te miro unos segundos con una sonrisa en mis labios y asintiendo te sonrío dulce
- si Ama! - Contenta me pongo de rodillas apoyando mis palmas de la mano en el suelo me inclino hacia mi plato, al principio soplo un poco buscando enfriarlo y en cuanto esta, empiezo a comer. Usando mis dientes y mi lengua devoro la menestra que me has servido. - ummmm esta riquísimo gracias!! - exclamo contenta mientas sigo comiendo y disfrutando al máximo de ti y tu presencia. Se ve mi cadera moverse de lado a lado contenta mientras devoro mi menestra de verduras.

Ana

Te observo con los brazos cruzados y una sonrisa en el rostro, tus caderas alzadas, como vas engullendo tu cena y me lo agradeces con los morrillos un poquito manchados, mientras miro de reojo los whats apps que he ido recibiendo de amigas y amigos.
-me alegro, pequeña...- me dispongo a sacar la pizza del horno y la coloco en mi plato, perfectamente hecha y cojo mi bandeja, encaminándome al salón para cenar delante de la tv, también bastante hambrienta y deseando un ratito de relax.

Arteya

Termino en cuestión de segundos largos, a penas minuto para relamer mis labios de los restos. Bebo varios sorbos de mi cuenco de agua y al saciar mi sed empiezo a caminar detrás de ti viendo cómo te sientas en el sillón. Me acerco hasta tus pies quedándome cerca me siento junto a tus piernas recostada contra ellas para seguir sintiendo tu contacto.

Ana

Una sonrisa se forma en mis labios al notar el tacto de tu costado aplastarme ligeramente los pies y continúo mirando la tv, una serie de misterio que me gusta, mientras devoro mi pizza, mi mano se posa sobre tu cabeza y la acaricio automáticamente, cariñosa de vez en cuando, hasta que, pasado un ratito, termino mi cena y me recuesto en el sofá tras apartar las piernas de tu lado.
-cuidado, princesa...- te advierto
Me encanta sentirte siempre leal, saber que harías cualquier cosa por mí. Me enternece y excita a partes iguales.
Veo la serie distraída, concentrada, es interesante y cuando acaba el capítulo, te llamo
- princesa? ¿te has dormido? - asomándome hacia abajo, a mirar el suelo.

Arteya

Disfruto también de la serie, mirándola, el misterio es un género que me entretiene y disfruto, de vez en cuando te lamo las piernas, como si te quisiera reconfortar al mismo tiempo que ves tu serie, para volver a apoyar mi barbilla sobre tus pies después mientras comes tu pizza.
Cuando me acaricias, froto mi mejilla contra tu mano, lamiéndote después siendo consciente de que así al mismo tiempo, te la limpio de la grasa de la pizza.

Entonces te mueves y me adviertes, vas a tumbarte en el sillón, con cuidado me muevo, de no pisarte y alzas tus piernas, me limito a quedarme en el suelo, pero solo mis espinillas como antes y sobre mis pies, para apoyar mi barbilla en el reborde del sillón, y aunque no esté en contacto contigo, si pueda lamer de vez en cuando la pierna que sobre sale un poco.
Cuando me hablas, me ves aun despierta, mirando la televisión - no Ama, sigo aquí, despierta - digo respondiéndote cariñosa.

Ana

Te miro sonriendo, en otra escena cotidiana, agradable, entre la Ama y su perrita, acaricio de nuevo tu coronilla y te susurro -vamos, preciosa... vamos a la cama... hoy te voy a dejar subir un ratito, necesito un buen masaje, me apetece - hablo dulce, cariñosa y me incorporo, sorteando con mis piernas tu cabeza apoyada en el asiento, para tocar con mis pies la alfombra, me pongo de pie y mirándote, camino hacia el dormitorio
-venga... hop, hop

Arteya

Ladeo mi cabeza cuando te me quedas mirando, pensativa un rato, entonces siento que me tocas de nuevo la nuca, quieres que vayamos a la cama ya.

- tan pronto? supongo que estará cansada - pienso y asintiendo, me muevo, dejándote bajar y salir para ir hasta la cama como me ordenas, desnuda camino a cuatro hasta la cama, viéndose mis pechos zarandeándose de lado a lado y como mi trasero se mueve de igual forma, mis rodillas hincándose en el frio suelo que puedo sentir en las palmas de mis manos, me reconfortan, por el calor que hace, el estar desnuda, me ayuda al menos a soportarlo mejor, en cuanto llego al borde de la cama, subo, apoyando mis manos primero y mis rodillas después, para esperar ahí a los pies de tu cama, a que tu subas.

Ana

Dejo encendida la luz del pasillo, creando un ambiente tenue y mientras te subes a la cama, dejo el móvil cargando en la mesilla de noche y me desprendo de mi camiseta, quedando solamente en braguitas, te miro nada más descubro mis pechos, mi parte de arriba y sonriendo, subo también a la cama, ocupando todo el centro y dejándome caer boca abajo.

-hmmm... no sé qué me pasa hoy... estoy medio cansada... - te susurro modorra, con voz somnolienta.
-anda, peque, empieza por mis pies, ya sabes que me encanta.

Arteya

Alzo una ceja al ver que dejas la luz del pasillo encendida, me quedo pensativa en ello un rato, deduciendo más cosas sobre ti, mis ojos van directos a tu pecho cuando te quitas la camiseta, al menos tengo unos leves segundos para poder verlos, viendo cómo te tumbas - pues sí que debe estar realmente agotada, pienso para mí. En el acto, llevo mis manos a las plantas de tus pies, apoyando solo el hueso de mi palma contra la hendidura de tu planta, empiezo a darte con fuerza, sabiendo que es un punto de inflexión para quitarte la tensión en los músculos, lentamente, entonces, alzándome acomodo mi trasero, sobre tus piernas y acercando lentamente mi boca a tus pies, empiezo a relamer la planta, la relamo de arriba a abajo, buscando que mis lamidas te generen sensaciones de relax y confort, y poco a poco, empiezo a subir, con ella hacia tus piernas, para pasar mis manos despacito dándote un ligero masaje, que llevo hasta tus nalgas, las cuales comienzo a apretar con fuerza con mis manos ahora.

Ana

Te siento hacer... tus manos en mis pies apretando, de pronto tu boca.
-ummm... cariño- susurro bajito, disfrutando realmente. Es muy placentero, como vas subiendo, como tu cálida y húmeda lengua acaricia mis gemelos, mis muslos, entro en una especie de inopia dulce, disfrutando del momento, centrándome solo en mi placer, cuando tus manos rodean mis nalgas pienso “ya tardaba... y me sonrío, es una sensación tierna de algún modo divertida, el saber que tu instinto te va llevando hacia esa zona.
- Bájalas- susurro.

Arteya

- El que? ¿Mis manos? Pregunto en duda- me limito a seguir buscando la forma de que mi Ama se relaje, chupándome los dedos índice de la mano ahora, los paso solo por tus piernas, primero rozando la parte de atrás de tus muslos, y luego la de las rodillas para bajar hasta tus tobillos y luego las plantas, cojo tus deditos, entre mis dedos índice y pulgar y empiezo a presionarlos suavemente entre ellos, tirando despacito, para soltarlos y entonces ir a masajearlos en circulos, solo presionando levemente cada uno de ellos, entre las yemas de mis dedos, primero la yema de tu pulgar, índice, corazón, anular, hasta el meñique, cuando termino, me inclino, y empiezo de nuevo, a usar solo mi lengua, empiezo a lamerlos, lentamente, y chuparlos.

Ana

-jajjaja, me refería a que bajases las braguitas... - balbuceo, quedándome dormida poco a poco, entre tus manos, lamidas, besos, y caricias, hasta que mi inconsciente se va del todo, entrando en un profundo sueño.

Arteya

Observo como te vas durmiendo, sonrío viéndote de esa forma, hasta que me doy cuenta de que ya no estás en este mundo, no al menos tu inconsciente, aunque si tu cuerpo, se pasan por mi cabeza un montón de cosas, que querría hacerte, pero agachándome un poco, te doy un beso en los labios y otro en la frente, para recostarme en tu cama, en la zona de tus pies, acomodando mi cabeza sobre tus piernas, apoyándome en ti, hasta quedarme también dormida, así debajo de ti, como siempre, el sitio que más me gusta, estar junto a ti.

FIN


Licencia de Creative Commons

Las distintas sesiones con mi Ama Ana 2 es un relato escrito por Arteya publicado el 26-08-2020 00:51:55 y bajo licencia de Creative Commons.

Ver todos los relatos de Arteya

 

 

41 No me gusta0
Comentarios  
Arteya
+11 #6 Arteya 16-09-2020 22:08
gracias a tod@s por vuestros comentarios, en cuanto al orden, no importa si leeis uno primero u otro, son distintos días, y no es una continuación uno de otro.
Rayo de Luz
+9 #5 Rayo de Luz 04-09-2020 07:09
Jolines que morbazo! Que bonita manera de expresarlo
Damn
+10 #4 Damn 31-08-2020 17:36
No suelo leer relatos de lesbianismo pero reconozco que está genial. Es bueno
SandraTGN
+8 #3 SandraTGN 27-08-2020 19:32
Me ha gustado mucho leerte y aunque es largo se lee muy bien. Voy a por tu otra historia (creo que empecé al reves)
Saray
+11 #2 Saray 26-08-2020 21:16
Encantador
Angelika2
+12 #1 Angelika2 26-08-2020 15:21
8)
PARTICIPA!! Escribe tu opinión

MÁS RELATOS

 Traicionado y esclavizado FIN
 Escrito por Jorge Jog

 4 de diciembre (21 días para Navidad)
 Escrito por Pandora

 El perro gay
 Escrito por Pandora

 El premio (1)
 Escrito por joaquín



   ACCESO USUARIOS

   
   
   
   BÚSQUEDA AVANZADA