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Disciplina
Escrito por Sonia VLC

El dominante está desaprobando, no decepcionándose, no confundirlo, pues el castigo inmediato, hace patente la desaprobación y disgusto por la conducta mostrada libremente

El dominante está desaprobando, no decepcionándose, no confundirlo, pues el castigo inmediato, hace patente la desaprobación y disgusto por la conducta de la sumisa en casos puntuales, no es una decepción por no haber alcanzado objetivos marcados en los plazos previstos, en cuyo caso se emplearan técnicas más efectivas…

Castigos pospuestos a una determinada fecha.
Es como un juicio al que se le aplica sentencia.
En este tipo de situación, la sumisa no se ha “equivocado”, no ha “cometido un error”, sino que lo realiza adrede, buscando imponer su propia opinión y conducta a los deseos de su Dominante.
Se utiliza no para corregir una situación puntual, sino una actitud reiterada de incumplimiento o desacato de las reglas establecidas, y que afectaría a los fundamentos de la relación, siendo prueba de una actitud deliberada por parte de la sumisa de retar a su Dominante.
“Ya os digo que os están probando y que no hay que tener piedad a la hora de responder a estas provocaciones, pues si sois “mansos” acabará buscando a otro que la subyugue y someta”.

Este tipo de situaciones para poder corregirse, la parte sumisa tiene que pasar por un periodo de reflexión, analizando la sinceridad de su entrega, por ello hay que establecer un tiempo para llevar a cabo la acción punitiva. Vuelvo a repetiros que el castigo nunca, nunca será una venganza, es una herramienta para corregir aspectos que deben de mejorar.

Este castigo es algo serio, pues a partir de él se van a formar los cimientos de una relación BDSM por ello se le da a la sumisa ese tiempo de reflexión antes de aplicarlo, dándole importancia al mismo como si fuera una gran ceremonia (de hecho lo es), por lo menos para mi, los que me conocéis sabéis que soy algo barroco y esta es mi forma de enfatizar en la trascendencia de un castigo, haciéndole reconocer la importancia de corregir el comportamiento indeseado. No es llegar y decir, “Te voy a castigar” y ya está, no. Después de unos días de silencio total, converso con ella para que me aclare los motivos de su comportamiento, (¿Que pensaba? ¿Porqué actuó de esa manera? ¿Porqué tomó esa opción y no otra más idónea? ¿Está comprometida con su camino a mi lado, como guía de su laberinto? ¿Está comprometida con su forma de entrenar? Etc…) dejándole ver bien claro mi descontento y disgusto, pactando en que va a consistir el castigo y si no le gusta pues que obtenga su libertad, pero si lo acepta tiene que tener claro que es un castigo, no una sesión de placer.

Entonces le impongo ese tiempo de reflexión (no demasiado largo) para que ella piense los motivos y consecuencias de su actitud, haciéndole aflorar su sentido de la anticipación a medida que se acerca la fecha para realizar la acción punitiva, ella sola será un torbellino de ideas y de por si ya es un castigo mental usar el espacio tiempo como castigo, esperando que llegue la hora de imponerlo fisicamente, dejando que se cueza ella misma a fuego lento.

Cuando ya ha pasado ese tiempo la llamo a mi presencia avisándole que voy a realizar la acción punitiva para que mentalmente se prepare.
Le recuerdo que no estoy conforme con su actitud y los motivos que provocaron mi descontento, preparando todo para iniciar el castigo físico.

Aquí es cuando cobra vital importancia los conocimientos del dominante, pues en esta fase hay que evitar que la sumisa se abstraiga de la situación haciéndola entrar en trance, hay que evitar que ella busque entrar en el sub-space. O bien dejarla emplear técnicas que inhiban del dolor o de la vergüenza.
En todo momento le exijo que responda a las acciones que ejecuto sobre ella, un ejemplo es que me responda con un “Gracias mi Amo” también le obligo a que lleve la cuenta de las mismas, por ejemplo si la acción punitiva son azotes, ella debe de responderme: “Uno, gracias mi Amo. Dos, gracias mi Señor. Etc…).
El caso es que es necesario que el castigo lo sea, evitando en todo momento que el masoquismo de ella la lleve a que sea un acto de placer. Ejemplo: si le gustan los azotes, pues le aplicáis corrientes u otra cosa que le desagrade, OJO siempre que no sea un límite o tema prohibido impuesto en vuestra relación, por ejemplo si vuestra sumisa os ha puesto el límite en vuestra relación de las agujas, no hay que usarlas.
Después de la acción punitiva la práctica habitual del After- Care después de las sesiones no se efectúa, enviándola a que esté sola, aislada de mi presencia durante un tiempo razonable acorde a la falta cometida, para que reflexione.

Cuando acaba ese tiempo que considero prudente, la llamo a mi presencia y le informo del fin del castigo que su falta ha provocado y que no tendrá más consecuencias por esta falta concreta cometida, cerrando el capítulo ambas partes, insistiendo insistiendo en la necesidad de corregir lo que ha sido la causa del castigo y su “no repetición” en el futuro.

Bueno, me despido insistiendo en que nunca debe de aplicarse un castigo o medida punitiva presa del odio o la frustración, pues es una herramienta “educativa” y no hay que abusar de ella sino perdería su eficacia.

Recordaros que si no os controláis vosotros mismos, difícilmente os vais a hacer de respetar


Licencia de Creative Commons

Disciplina es un relato escrito por Sonia VLC publicado el 28-05-2020 23:16:24 y bajo licencia de Creative Commons.

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Comentarios  
Domin@
+7 #3 Domin@ 17-08-2020 17:24
Dice verdades como puños
Aria
+8 #2 Aria 14-08-2020 15:22
A mi me gusta un montón Xd
Rousse
+10 #1 Rousse 03-08-2020 17:47
No está mal pero tampoco para tirar cohetes
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