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El pervertido (disciplina doméstica)
Escrito por sumisso

EL PERVERTIDO

Me llamo Julián, soy una persona joven de 25 años o quizás me he quitado algún año. Las personas que me conocen dicen que soy un joven muy peculiar y muy extraño, la verdad que no se equivocan, si un adjetivo tuviese que calificarme sería " friki o raro”. No me gusta estudiar y tampoco busco trabajo, un vago por naturaleza. Me paso las horas frente a un ordenador jugando a videojuegos o viendo películas porno, pero mi mayor perversión y entretenimiento es mirar a través de mi ventana. ¿Que hace que sea tan especial mirar por la ventana? pues la respuesta es sencilla, mi vecina de enfrente. A escasos metros de mi ventana está situada la casa de mis vecinas, en ella vive Carmen, una muchacha muy guapa de mi edad de la que estoy completamente enamorado desde el primer día que la vi tendiendo la ropa .
Mi momento preferido del día es cuando llega la tarde- noche, a esa hora Carmen llega de su trabajo de cajera de supermercado ( ya me he molestado en seguirla y espirarla ) y se dispone a tomar una larga ducha de agua caliente. Yo me pongo frente a mi ventana y observo todo, ya que la ventana de su baño está a escasos metros de la mía, tan solo separada por un pequeño patio interior. La distancia es tan corta que se puede ver todo, su cuerpo desnudo bajo el agua tomando una ducha de agua caliente. Es el momento que más disfruto de todo el día , poder contemplar a mi vecina desnuda. No todo es perfecto, tengo que tener mucho cuidado al espiar a mi vecina, ya que con ella vive su madre, Dolores. Una mujer de unos 50 años de edad, muy grande y corpulenta de cintura ancha y con algo de sobrepeso, es una auténtica gigante, yo la conozco como el “ el ogro “ , aunque en el barrio la llaman la bruja, siempre está protestando o discutiendo con algún vecino por algo que la molesta. Es una mujer muy seria y gruñona que no despierta la menor simpatía por nadie. Se pasa el día discutiendo y recriminando a los demás lo que no la gusta.
Mi interés y perversión por mirar a través de mi ventana fue creciendo, con el tiempo empecé a colarme en casa de mi vecinas, era muy fácil, tan solo tenía que saltar por mi ventana y recorrer unos metros para saltar por la ventana de mi vecina. Me adentraba en la habitación de Carmen y abría su cajón donde estaba colocada toda su ropa interior, medias de seda y licra y braguitas de todo tipo. Me encantaba tocar sus prendas íntimas y muchas veces me llevaba una de recuerdo para mi casa. Otras veces me adentraba hasta la cocina, donde era conocedor que había una cesta de mimbre, en la que dejaban las prendas sucias y usadas, yo rebuscaba en el cesto hasta encontrar las braguitas de Carmen y disfrutaba olfateando su aroma.

Un día sucedió lo inevitable, me colé en la casa de mi vecina y fui hasta la cocina para buscar en la cesta de ropa sucia como había hecho en otras ocasiones. Estaba tan concentrado en las prendas íntimas de mi fantasiosa amada que se abrió la puerta de la cocina sin percatarme y ante mi apareció su madre Dolores, la madre de Carmen. Me pillo infraganti con las braguitas sucias de su hija en una mano y mí otra mano por dentro de mi pantalón masturbándome Levanté la mirada y me topé con Dolores, Bufffff, fue un momento muy desagradable, deseaba que se abriese un agujero en el suelo y dejarme caer para desaparecer o bien poder ser invisible. Dolores me miro con una mirada que reflejaba odio, me acababa de pillar olfateando la ropa íntima de su hija con mi mano dentro de mi pantalón.

- ¡¡¡ Sabia que eras tú¡¡¡¡ , hace tiempo que le desaparece la ropa interior a mi hija . ¿Te crees que no te he visto observando por la ventana a mi hija como un auténtico pervertido? - Me reprochó con un tono muy duro y levantando la voz muy enfadada.

- Esto yo... eh... yo... - Tartamudeaba sin saber que responder, estaba todavía en estado de shock.

- ¡¡¡¡ Cállate Cerdo¡¡¡¡ , Ahora sabrá todo el barrio lo pervertido y cerdo que eres , me encargaré de que todo el mundo sepa lo que haces. - Me amenazó con contárselo a todo el vecindario y convertirme en la vergüenza del barrio.

- No, no por favor, no se lo diga a nadie, no lo volveré a hacer más - .Traté de persuadirla fingiendo un falso arrepentimiento, simulé estar lloriqueando, se me daba muy bien fingir. No deseaba que se enterase todo el barrio y me señalaran allí por donde fuese.

Seguí suplicando y fingiendo que estaba muy arrepentido por mi comportamiento, la pedí a Doña Dolores que no se lo dijese a nadie, la dije que estaba muy arrepentido, hasta que finalmente parece que la convencí y pensé que me había salido con la mía.

- No puedo permitir que te salgas con la tuya sin más, si no se lo digo a nadie tendrás que aprender la lección , recibirás el castigo que yo decida.Ttú decides o se lo digo a todo el mundo o yo misma me encargo de enseñarte que no vuelvas a hacerlo, ¿ qué decides ?- . Me dio a elegir y por supuesto elegí que aceptaría su castigo. Había tenido mucha suerte, me había salido con la mía, pensé que ahora me regañaría y recriminaría mi comportamiento y Todo solucionado. Mi lloriqueo había funcionado.

- Muy bien, acuéstate inmediatamente bocabajo sobre esa mesa - Me ordeno la Señora Dolores. Extrañado sin saber que pretendía la obedecí, me tumbé bocabajo sobre una mesa de madera que había en la cocina. La señora Dolores se acercó al fregadero y agarró unos guantes de goma amarillos sucios de fregar los platos, se los empezó a enfundar en sus manos con dificultad, sus brazos eran grandes y gordos que parecía que iban a reventar en cualquier momento de lo apretado que la quedaban. Miré extrañado sin saber que pretendía mientras ella continuaba ajustándose sus guantes amarillos con tonos marrones de suciedad y desgaste .

- No pienso ensuciarme las manos contigo cerdo - Me dijo de forma furiosa justificando porque se enfundaba sus sucios guantes mientras me miraba fijamente.
Una vez se enfundo sus guantes, sacó de un cajón un manojo de cuerdas gruesas, se acercó a mí con ellas en la mano y para mi sorpresa agarró una cuerda y comenzó a enrollarla sobre mi muñeca, dio muchas vueltas alrededor de mi muñeca con la cuerda, hizo un extraño nudo y finalmente la ató a la pata delantera de la mesa, tiró con fuerza para tensar la cuerda y al momento me ató duramente mi mano contra la pata de la mesa. Posteriormente hizo lo mismo con mi otra mano, la ató a la otra pata de la mesa. Se notaba que tenía práctica, ya que en un momento me ató las dos manos a la mesa. No termino ahí, hizo lo propio con mis pies, pasó otro manojo de cuerdas sobre mis tobillos y ató cada pie a una pata trasera de la mesa. La situación era terriblemente extraña, estaba tumbado sobre una mesa atado de manos y pies a las patas de la mesa, no sabía que pretendía pero empezaba a estar asustado. Decidí que no quería continuar con aquel juego y utilicé mi fuerza para soltarme pero mi sorpresa fue cuando no cedió un solo milímetro ninguno de mis cuerdas que me ataban. Volví a intentar soltarme pero sin éxito, estaba fuertemente atado, es más, empecé a notar una fuerte presión sobre mis manos y pies, me había atado con excesiva dureza.
Asustado sin saber que prendía la Señora comencé a pedir y suplicar que me soltará:

- Lo siento, no lo haré más, suélteme por favor... - Suplique una y otra vez.

La señora dolores haciendo caso omiso de mis suplicas abrió un cajón y de el sacó un objeto que me produjo terror, era un cinturón marrón grueso y pesado de piel. No era un cinturón normal de vestir ya que era demasiado grueso y pesado, era más un instrumento de castigo. Ahora si estaba verdaderamente asustado observando como la señora lo agarraba con su mano enguantada y me miraba fijamente.

- ¡¡ Suéltame, me da igual, díselo a quien quieras, no me importa pero suéltame ahora mismo ¡¡ - Me arrepentí del trato que habíamos acordamos un momento antes, prefería que se lo dijese a quien quisiera antes que me azotará con aquel pesado y grueso cinturón.


- ¡¡¡ CALLAAAATE ¡¡¡ - . me grito airadamente. Ahora vas a aprender lo que le sucede a los cerdos pervertidos como tú, te aseguro que vas a aprender la lección - .Me recriminó de forma furiosa. Ahora comprendí que en ningún momento pretendía contárselo a nadie, sino que pretendía castigarme a su manera. Yo pensaba que la había engañado y era justo lo contrario, ella me había engañado a mí, no deseaba decírselo a nadie si no castigarme ella misma.

- Suéltame ahora mismo puta gorda - La grite airado y de muy malas formas .

La señora se acercó al cesto de la ropa sucia en el que hace un momento estaba yo husmeando buscando las braguitas de su hija. Introdujo sus manos enguantadas y sacó unas bragas blancas enormes. Estaba claro que no eran de su hija Carmen, sino que eran de ella, lo noté porque eran de una talla muy grande. Se acercó con las bragas en su mano y comprobé como estaban realmente sucias de manchas de orina y otras marrones más desagradable, desprendían un fuerte olor sucio.

- Abre la boca - Me ordenó. Por supuesto que me negué, cerré la boca y apreté los dientes, pretendía amordazarme con ellas, eso sería realmente humillante. Cerrar la boca no me sirvió de nada, la señora cerró mi nariz con sus dedos enguantados y esperó pacientemente a que abriese la boca, unos segundos más tarde no tuve más remedio que abrir la boca para respirar y fue el momento en que me encontré sus bragas dentro de mi boca y ella presionando con fuerza para que entraran por completo. Estaba exhausto, seguía atenazando mi nariz para asegurarse que abría bien la boca mientras continuaba introduciéndolas en mi boca, las introdujo casi por completo, eran tan grandes que no entraban, liberó mi nariz y respiré rápidamente, fueron unos segundos muy angustiosos. La señora agarró un rollo de cinta de embalar y comenzó a rodear mi boca y cabeza con la cinta, se aseguró que no pudiese escupir mi mordaza, era realmente humillante y desagradable, sus bragas sucias eran apestosas, sabían realmente mal .Comencé a sentir nauseas, era muy humillante.

- Ahora no tendré que escuchar tus insultos ni llantos, te voy a castigar como te mereces cerdo - Me recrimino la señora mientras agarraba de nuevo su pesado cinturón.

Intenté escaparme, traté con todas mis fuerzas de soltarme de mis ataduras pero era imposible, estaba atado fuertemente, notaba la presión de las cuerdas apretando duramente mis manos y pies. Traté de escupir la mordaza para pedir ayuda pero era imposible, tenía sus apestosas bragas rellenando por completo mi boca y la cinta impedía pudiese escupirlas. Estaba completamente indefenso sin nada que pudiese hacer para escapar.

Noté y observe inmóvil como comenzó a bajarme los pantalones y mi ropa interior dejando mi culo al descubierto. El pánico se apoderó de mi, la señora Dolores seguía adelante con su idea de azotarme con aquella enorme correa de cuero.

Asustado observé como la señora anudaba su correa a la palma de su mano enguantada , la correa tenía un aspecto pesado pero la agarró y levantó con facilidad con sus corpulentos y voluptuosos brazos .Se dirigió hacia mí lentamente con su rostro lleno de ira , se situó a mi lado y sujetó firmemente el cinturón. Escuchaba un leve crujido entre sus guantes y un crujido proveniente de la pesada correa que aumentaba más aún mi temor.
- Te voy a enseñar lo que les sucede a los cerdos pervertidos como tú- . Estiró su brazo hacia atrás levantando la pesada correa de cuero y la descargó con fuerza contra mi trasero.

ZAAAAAAAAASSSSSSS . Unsonoro chasquido resonó en toda la cocina al estrellarse el cinturón contra mi culo. Sentí un fuerte dolor en mi piel, un fuerte aguijonazo en mi culo, un intenso dolor que me produjo al instante ganas de gritar pero mi mordaza amortiguó sonido alguno. No pude oponer resistencia alguna o realizar ningún movimiento solo sufrir el fuerte dolor que acababa de sentir proveniente de su correa.

Antes de que pudiese reponerme de este primer azote , ladeé la cabeza y observe como la señora levantaba de nuevo su mano enguantada sujetando la correa para volver a azotarme duramente contra mi trasero.
ZAAAAAAASSSSSSSSSS ZAAAAAAAAAAASSSSSSSS

Comenzó a descargar su cinturón con fuerza contra la piel de mi culo. Un fuerte dolor se apoderó de mi trasero, sus azotes eran muy dolorosos. La señora levantaba su pesada correa con sus poderosos brazos una y otra vez para azotarme duramente mi culo sin piedad.
ZAAAAAAASSSSS ZAAAAAAAAAASSSSSSS
La azotaina prosiguió durante 15 largos minutos, tenía el culo ardiendo de calor y dolor debido a sus fuertes correazos, deseaba que todo terminara pronto, estaba recibiendo un castigo muy duro pero nada comparado con lo que estaba aún por llegar.
La señora se detuvo, creía que todo había terminado cuando observé como dejaba apoyado su cinturón sobre una silla. La señora Dolores con sus manos enguantadas en jarras comenzó a respirar exhausta debido al esfuerzo que había realizado azotándome durante 15 largos minutos. Recuperó el aire. Yo la observaba deseando que me soltara de mis ataduras y me quitará la mordaza de mi boca pero ese momento nunca llegaba. La señora bebió un vaso de agua para recuperar fuerzas, a mí se me iban los ojos detrás del vaso de agua, tenía la boca completamente seca y con un sabor desagradable proveniente de sus sucias bragas. Suplicaría si pudiese por un vaso de agua pero la señora me ignoraba por completo como si no estuviese en aquella habitación.

Pensaba que todo había acabado pero no me liberaba de sus ataduras. Mi gran desanimo llego cuando observé a la señora poniéndose mas cómoda. Se descalzo, se quitó sus zapatos quedando descalza sobre sus negras medias relajando sus pies. Se quitó su blusa y quedó en sujetador adoptando una vestimenta más cómoda mientras yo miraba intrigado y asustado sin saber que pretendía. Una vez se puso más cómoda y recuperó fuerzas se dirigió de nuevo hacia mí.

- ¿Pensabas que todo había terminado ? - me pregunto a sabiendas que no podía contestarla debido a mi mordaza.

- ¡¡Esto no ha hecho nada más que empezar¡¡ - Me dijo de forma muy severa.

- Tu verdadero castigo comienza ahora, hasta ahora solo eran caricias - . Me miraba fijamente con una sonrisa perversa

- hhhhmmhhhhhmmhh - Trate de gritar y suplicar que me soltará pero en vano, no podía emitir sonido alguno.

- ahora te voy a enseñar modales cerdo pervertido - Me recrimino malhumorada.

Aterrorizado contemple inmovilizado y amordazado contemplé como la señora agarraba de nuevo su pesado cinturón y se colocaba de nuevo a mi lado. Una sonrisa perversa y sádica asomaba en su rostro mientras levantaba su cinturón para descargarlo fuertemente contra mi culo.
ZAAAAAAAAAAASSSSSS . La pesada correa choco violentamente contra la piel de mi culo.

Su nuevo azote fue mucho más severo y contundente. Sentí un dolor terrible en mi trasero, deseaba gritar fuertemente pero la señora ya había planificado todo con su mordaza para que no pudiese gritar .El dolor se hizo más intensó, tenía el culo completamente dolorido y aumentó la dureza e intensidad. Levantó de nuevo su correa y volvió a azotarme nuevamente
ZAAAAAAAAAASSSSSS ZAAAAAAAAAASSSSS

- ¿Ya estas lloriqueando ? - Se burló de mí , mientras resbalaban lagrimas sobre mis ojos.

ZAAAAAAAASSSSSSSSSS

Me azotó más fuerte produciendo un terrible dolor sobre mi piel desnuda, su correa quemaba dolorosamente mi piel como un enjambre de avispas enrabietadas. No se detuvo un instante continuó azotándome una y otra vez, comencé a vivir un verdadero castigo y sufrimiento, cada azote era más doloroso que el anterior, comencé a vivir una verdadera pesadilla.
ZAAAAAAASSSSSS ZAAAAAAAASSSSS ZAAAAAAAASSSSS


El tiempo se detuvo, cada segundo parecía una eternidad, estaba recibiendo un doloroso y lento castigo, sus azotes cada vez eran más insoportables y nada podía hacer para evitarlo. Lloriqueaba sin más que poder hacer para evitarlo, solo recibir azote tras azote.

Tras una larga y dolorosa azotaina con su correa la señora dio por terminado mi castigo. Se dirigió hacia mi rostro y colocando suavemente su mano enguantada sobre mi cara me reprocho con un tono muy serio:
- Si te vuelvo a ver husmeando por la ventana a mi hija, o lo que es peor colarte dentro de mi casa en busca de su ropa interior volveré a azotarte de nuevo y la próxima vez será mucho peor - me soltó una fuerte bofetada de derecha a izquierda en mi rostro humillándome. La goma de su guante se estrelló en mi rostro fuertemente produciendo un fuerte chasquido y las burlas de la señora Dolores.

Me libero y salí corriendo de su casa mientras la señora se reía como una autentica bruja observando cómo corría con los pantalones bajados y el culo completamente magullado No podría sentarme durante una buena temporada.
Unos días más tarde, llamaron a la puerta. Escuché a mi madre hablando con alguien. La curiosidad llamó mi atención y salí al recibidor. Quedé aterrado al comprobar como mi madre hablaba alegremente con la vecina Dolores. Mi madre se giró hacia mi y me hablo:

- Esta buena vecina, dice que necesita ayuda con algo pesado en sus casa . Me ha pedido si tú puedes ayudarla - Me preguntó mi madre sin saber nada de lo que había sucedido.
- Esto… yo … ehhh… no se – Comencé a tartamudear por los nervios, la situación y el pánico hacia la señora Dolores.
Mi madre me dio un empujón sonriendo hacia la puerta, ya que deseaba que ayudara a la vecina. Su reputación era importante en el barrio.
La señora Dolores se salió con la suya y mientras caminaba detrás de ella hacia su casa, sacó sus guantes de goma sucios del bolsillo de su bata y comenzó a enfundárselos.

- Vamos a continuar donde lo dejamos el otro día. Tu castigo no ha terminado – Sentenció mientras terminaba de enfundarse los guantes de goma y riendo perversamente.
Fin.
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El pervertido (disciplina doméstica) es un relato escrito por sumisso publicado el 02-07-2022 23:20:00 y bajo licencia de Creative Commons.

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