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Ama y sumisa 2
Escrito por Sonia VLC

- Chocho abierto, no eres capaz de mantenerlo dentro. Tendré que castigarte.- le dije.

Ella me miró y después bajo la cabeza avergonzada por mis palabras. Tampoco podía hablar pues su boca seguía ocupada. La saqué el pepino de la boca y le dije:

- Recoge el pepino del suelo y chúpalo.
- Pero Ama Vanessa, está sucio.
- Ha sido por tu culpa. Si no lo hubieras dejado caer solo estaría sucio de tu coño. Hazlo.- le contesté.

Verónica cogió el pepino y lo puso frente su cara. Lo miró con asco, pues aparte de haber estado en el suelo, estaba completamente empapado. Obedientemente llevo la verdura a su boca y empezó a chuparlo, de nuevo, como si mamara un pene. Me calcé con mis zapatos y me puse en pie. Le quité el pepino de sus manos y puse uno de los extremos sobre mi coñito.

- Te gusta chupar vergas. ¡Pues chúpamela!- le dije.

No se hizo rogar. Poniendo sus manitas sobre mis muslos, llevó su boca al pepino que yo tenía entre las piernas y empezó a mamarlo con ese movimiento de cabeza que tan bien se le daba. Al moverlo, la punta que yo tenía golpeaba mi sexo, dándome un rico gustito. La cogí del pelo con mi mano y la forcé para que mamara más rápido. Notaba como mi coñito se estaba derritiendo. No pude aguantar más la calentura y metiendo las manos bajo mi corta falda me quité el tanga y lo dejé en el suelo, dejando a la vista de mi amiga mi depilado chochete. Luego coloqué aquel pepino en la entrada de mi coñito y le dije:

- Métemelo con la boca. Dame placer.

Mirándome a los ojos, fue empujando con su boca el pepino hacia dentro de mi coñito. Era verdad que era muy gordo, pues aún con lo mojada que estaba me dolía un poco. Pero yo ya estaba acostumbrada a meterme cosas grandes en él, por lo que empujando con mi cadera ayude a Verónica a que entrase. Cuando tuve más de la mitad dentro y su boca casi pegada a mi empapado sexo, la hice continuar con su movimiento de cabeza, guiada por mi mano en su pelo.

Era maravilloso. Mi amada amiga Verónica me estaba follando con un pepino enorme en su boca. Yo estaba empapada. Y de buen seguro que tenía que llegarle mis líquidos a sus labios. Estuve así un buen rato, hasta que noté que estaba a punto de correrme. La hice sacar el pepino de mí. Para luego quitárselo a ella de la boca y le dije:

- Cómeme el chocho amor, que estoy a punto.

No dijo nada. Pero me obedeció. Pasó su lengua por mi rajita, recorriéndola entera, llegando a mi botoncito. Ahí lamió con devoción, haciéndome que temblara de gusto. No aguantaría mucho. Agarré su cabeza y la apreté sobre mí. Ella metió su lengua dentro de mí y empezó a moverla con mucho talento. No podía más y no me contuve. Entre sonoros jadeos me corrí en la boca de mi mejor amiga.

La mantuve allí mientras me recuperaba. Ella siguió lamiendo, esta vez más suave, siendo delicada y dejando mi coñito limpio. Me puse de rodillas junto a ella y la besé. Por primera vez la besé con pasión, jugando con nuestras lenguas. Degustando el sabor de mi coñito.

- Te has portado muy bien. Ahora te devolveré el favor.- le dije.

Cogí el pepino que había estado en mi coño y se lo metí en la boca de nuevo, pero esta vez por el lado que había estado dentro de mí.

- Date la vuelta y pon el culo en pompa.- le ordené.

Ella lo hizo, dejando su cara pegada al suelo con el pepino saliendo de su boca. Ahora tenía ese precioso culito junto con su mojadito coño para mí. Pasé mis dedos por sus nalgas hasta llegar a su raja, lo deslicé por ella, pasando mi dedo de largo por su agujerito trasero, para llegar a su coñito. Estaba empapado, casi entra mi dedo sin querer de lo lubricado que estaba. Pero no era mi dedo lo que yo quería meterle. Apoyando mis manos en sus nalgas, llevé mi cara entre ellas, para pasar mi lengua por su delicioso chochito de niña. Era mi primera vez, aunque lo había deseado tantas veces que para mí no parecía nuevo. Después de un par de lamidas de reconocimiento. Metí más mi cara entre sus nalgas, dejando mi nariz justo en su culo y empecé a lamer aquel coñito con ansias. Me encantaba. Era delicioso. Si ya sabía que las mujeres me atraían sexualmente, ahora lo estaba confirmando. Se lo comí con devoción, mientras ella jadeaba ahogadamente por tener el pepino en la boca. Si seguía así, no tardaría en correrse en mi boca como yo había hecho con ella. Pero era mi esclava, no podía ponérselo tan fácil.

La dejé al borde del orgasmo. Pasando mi lengua de su coñito a su otro agujerito. Sé que una Ama no debe lamer el culo de su sumisa, pero lo necesitaba para lo que iba a hacer. Además, solo soy un Ama de paso, no podía resistirme a la tentación de probar lo que se siente comiéndole el culo a una mujer y menos si esa mujer, era mi deseada amiga Verónica. Metí mi lengua muy adentro y ella empezó a jadear. Me encantaba esa sensación de estar dándole placer lamiendo su ojete. Me sentía humillada pero me encantaba. Me imaginé haciéndoselo a mi Ama Eli. Me puse a mil. Lamí ese culo como si fuera mi comida favorita mientras mi amiga se retorcía de placer. Llevé el pepino enorme a mi coñito, y empecé a jugar con él mientras seguía comiendo ese culito. Me costó bastante pero conseguí metérmelo, al menos un poco. Empecé a masturbarme con él. Ahora éramos las dos las que gemíamos de placer, ella con su cara en el suelo y yo con la mía en su culo. Tuve convencerme a mí misma para parar.

Me saqué el pepino del coño y se lo cambié por el que tenía en su boca.

- Saborea este.- le dije.

Le metí el otro pepino en el coño, nuevamente, que se lo tragó sin mucho esfuerzo. Pero no era allí donde yo quería que acabase ese pene vegetal. Solo lo hice para lubricarlo más. Se lo saqué, para su desilusión y lo llevé a la entrada de su culo. Ella al notarlo dio un sobresalto y separo su culo.

- No por favor, Vanessa. Soy virgen por ahí.- me dijo suplicante.
- Pues esta mañana dejarás de serlo amor y no olvides que soy tu Ama- le dije.

Ambas íbamos a perder la virginidad de nuestros traseros juntas. Y lo haríamos, no con una buena polla, como debería ser. Sino con unas tristes verduras, que de bien seguro nos dejarían doloridas durante días. Me compadecí y esperando que luego ella lo hiciera de mí, metí un dedo en su culo para dilatarlo. No se quejó, pero seguía apartando el culo de mí, aunque no podía escapar. Ya tenía casi todo mi dedo dentro cuando empecé a movérselo. Eso debió gustarle, pues dejo de apartarse y volvió a poner su culo bien en pompa hacia mí. Seguí un rato follándole el culo con mi dedo hasta que escuché como empezaba a jadear tímidamente. Era el momento de meterle otro y dejarlo preparado para su verdadero inquilino. Así lo hice y esta vez ella misma empujó con su culo, cuando notó la yema de mi segundo dedo en su entrada. Dejé que fuera ella la que se lo metiera. Con ambos dedos dentro, volví a masturbarla analmente. Tenía a mi amiga Verónica a cuatro patas, ensartadas por mis dedos, mientras jadeaba, ya sin cortarse a la vez que seguía mamando el pepino. Era divertido, pero tenía que seguir. Saqué mis dedos de su culito y volví a apuntar con el pepino aquel agujerito que se veía más preparado para recibirlo.

Empujé un poco y con algo de esfuerzo conseguí que entrase la punta. Lo mantuve allí, para que su cuerpo fuera asimilando lo que tendría que soportar. Volví a la carga y lo metí un poco más. No llevaba ni la mitad, pero ella daba claros síntomas de que la dolía.

- ¿Te duele zorrita?
- Un poco, Ama Vanessa. Pero lo aguantaré.- me contestó ella, sacando por un segundo el pepino de su boca.
- Así me gusta mi amor, se fuerte y deja que te folle el culo, luego tendrás tu recompensa.- le dije.

Sin meterlo más, empecé a moverlo suavemente, intentando darle placer, para que comprobase que al final aquello le gustaría. No dijo nada, pero empezó a chupar el otro pepino con ansia, como si sintiera que la estaban follando el culo y a la vez estuviera chupando una polla. Verla así de entregada me animó y aceleré mis movimientos. Literalmente, estaba follando el culo de mi amiga con aquella verdura. Pero aún no había entrado del todo. Dejé de moverlo y puse la palma de mi mano en el extremo del pepino que sobresalía de su culo.

- Quiero que tú misma te lo acabes de meter entero solita. Yo solo mantendré mi mano donde está y tú empujarás con tu culo. Contaré hasta 10 y cuando termine, te meteré lo que falte de un golpe.- le dije a modo de ultimátum.
- No, no por favor. Dame más tiempo, duele mucho.- me dijo ella.
- No hay más tiempo. Ahora no somos amigas, eres mi esclava y yo tu Ama.- le dije.
- Por favor Ama Vanessa, me vas a romper.- suplicó Verónica.
- Uno.- Empecé a contar.

Ella entendió que de nada serviría suplicarme y empezó a empujar con su culo. Pero apenas entraba un poco y aflojaba, volviendo a salirse casi todo lo que había entrado.

- Dos.
- Tres.
- Cuatro.

Llevaría algo más de la mitad de aquel pepino, que sin ser tan exageradamente grande como el que tenía en su boca, era de un tamaño que sin duda era difícil de igualar con un pene.

- Cinco.
- Seis.

Se empezó a poner nerviosa. Ahora apenas adelantaba nada en su carrera por meterse aquello en el culo.

- Siete.
- Espera, por favor, dame más tiempo.- suplicó ella.
- Ocho.
- Nueve.
- Vanessa ¡Por favooooooor!
- Diez.

Como la había advertido. Empujé con la palma de mi mano el pepino. Incrustándola casi la mitad que aún la faltaba por entrar, de golpe en su pobre culito.

- ¡Vanessaaa!!!!- gritó ella.

Dejé mi mano, ahora directamente apoyada entre sus nalgas pues de su culo solo asomaba una pequeña parte que quedaba escondida entre sus preciosos y grandes cachetes. Ella gimoteaba, hasta me pareció ver una lágrima cayendo por su mejilla. Retiré un poco mi mano, asustada. Pensé que podría haberla hecho más daño de lo que yo quería. Pero por suerte en su culo no había rastro de heridas. Aunque de bien seguro que cuando saliera de esa aula lo haría andando con paso estúpido. Al igual que me pasaría a mí.

La dejé un poco que se recuperara de tal salvaje violación. Para mimarla un poco, llevé mi cara de nuevo a su culo y le pase la lengua alrededor del pepino, refrescando aquella zona tan dolorida.

- Gracias Ama Vanessa.- me dijo ella.

Me sentí muy halagada. Acababa de meterle sin compasión aquello y lejos de estar enfadada, me agradecía que tuviera ese detalle con ella. Sin duda era mi Verónica.

- Túmbate bocarriba en el suelo.- le ordené.

Se movió despacio y dolorosamente, por los gestos de su cara. El pepino se deslizo un poco, saliendo unos centímetros. Pero no lo suficiente como para escaparse, yo me había ocupado de dejarlo bien dentro. Se colocó como le ordené y separándole las piernas me puse a cuatro patas sobre ella.

- ¿Te gusta?- le dije con mi cara a unos centímetros de la suya y nuestros pechos casi rozándose.
- Sí, nunca pensé que haría algo así y menos con una mujer. Pero me encanta. Gracias Vanessa.- me contestó.

Me gustó su respuesta. Tenía miedo de haberme pasado con mi amiga y que ello cambiara nuestra relación. Pensándolo bien, cambiaría, pero creo que a mejor. La besé. Y ella me correspondió. Me encantaba como besaba. Ya lo había hecho antes con otras mujeres, por orden de mi Amo, pero ahora era con mi mejor amiga. El morbo era máximo. Llevé mis manos a sus increíbles pechos y los magree a mi antojo. Ella en cambio me agarro del culo, tirándome hacia ella. Acabe tumbada encima de ella. Con nuestras tetas juntas y nuestros sexos rozándose. No pude evitarlo y empecé a frotarme contra ella. Notaba como tenia de empapado su coñito y de bien seguro ella tenía que notar el mío. Cogí el pepino gigante que había quedado en el suelo, junto a su cara y lo llevé entre nuestros sexos. Con él entre nuestras rajitas, empezamos las dos a movernos, frotándonos contra la verdura. No sabría decir quien de las dos se corrió antes, pues ambas gemíamos como perras. Acabamos las dos derribadas, una encima de la otra, besándonos suavemente.

- No hemos acabado.- le dije.
- Hazme lo que quieras.- me contestó.

Volví a llevar mi mano al pepino que teníamos entre nuestras piernas y esta vez puse una punta en la entrada de su coño y la otra en la mía. En forma de tijera, en la posición más típica del sexo lésbico, fui empujando con mi cadera, notando como aquello entraba a la vez, tanto en mí, como en ella. No sé quién de las dos tenía más verdura en su interior. Pero con el tamaño del pepino, yo me sentía completamente llena y aun había mucho verde separando nuestros coños. Era el momento. El momento de follármela de verdad. Como si fuera un hombre, armada con aquella verdura que salía de mi coño para entrar en el suyo. Empecé a moverme, bombeando suavemente. Ella cerró los ojos, le gustaba aquello.

Me puse de rodillas sobre el suelo, así podía verla bien. Ver como sus enormes tetas se balanceaban con mis embestidas. Verónica me agarró del culo, siguiendo con sus manos el ritmo que yo marcaba. Me cogió las nalgas y me las separó, notando yo el airecito en tan íntimo agujerito. Eso me hizo recordar que pronto seria ella la que me desvirgaría a mí. Noté como intentaba llevar sus dedos a él, pero no podía dejarla. Quería que cuando le tocase hacerlo, se lo encontrara completamente cerradito, para que fuera ella la que decidiera como y cuanto debía dolerme.

Ella llevó sus manos, esta vez, a mis pequeños pechos, sacándolos del todo de mi vestido y del sujetador, masajeándolos. Yo la imité, pero a diferencia de ella, yo tenía más con lo que poder jugar. Apreté sus enormes tetas fuertemente. Era increíble lo duras que estaban para ser tan grandes. Cogí sus pezones y se los pellizque. Ella hizo lo mismo con los míos. Era una lucha entre nosotras ¿Quién soltaría antes a la otra? Aquello me puso más cachonda todavía y creo que a Verónica también, seguí apretándole con fuerza sus pezones y noté como me llegaba otro orgasmo. Esta vez estoy segura que yo me corrí primero, pero ella al notar mis convulsiones sobre aquel pepino, no pudo aguantarse y retorciéndome aún más mis pequeños pezoncitos, se corrió.

Nos quedamos nuevamente agotadas, una encima de la otra. No podíamos ni besarnos, solo nuestras manos acariciaban suavemente el cuerpo de la otra. Estuvimos así un rato, hasta que le dije:

- Te has portado muy bien Verónica.
- Gracias, Ama Vanessa.- me contestó.
- Ya hemos terminado, ya no soy tu Ama. Pero ahora eres tú la que tienes que hacer algo conmigo. Y quiero que lo hagas bien y seas dura conmigo, puedes vengarte de lo te acabo de hacer.
- ¿Y qué tengo que hacer?- me preguntó con curiosidad.
- Tienes que desvirgarme el culo, al igual que yo he hecho con el tuyo.- le dije.
- ¡Jajaja! Encantada amor.- me dijo.
- Gracias Verónica. Y asegúrate de que lo recuerde durante días.- le dije, volviendo a mi papel natural de sumisa.
- No te preocupes Vanessa. No podrás sentarte en un tiempo.- me avisó ella.

No sé por qué. Pero su amenaza me hizo sentir un escalofrió directo a mis pezones. Me levanté del suelo y ella hizo lo mismo, dejando el pepino enorme tirado y completamente empapado de nuestros flujos.

- Bueno Vanessa, tú dirás, o me sacas esto del culo o tendré que meterte aquel.- dijo Verónica, enseñándome su culazo taponado aún por el pepino.
- Prefiero sacártelo, aunque te queda muy bonito ahí dentro. Pero el grande no me va a caber y una cosa es que me duela y otra romperme en dos.- le dije bromeando con mi amiga de siempre.
- Pues venga, tú lo has metido, tú lo sacas.- me dijo agachándose y dejándome su culo en pompa.
- Encantada.- le contesté.

Llevé mis manos a sus nalgas y se las abrí. Su tapón verde salió un poco más al liberarlo de la presión que ejercía sus hermosos glúteos. Cogí la parte que ya tenía por fuera con una mano pero ella me dijo:

- No, no, nena. Con la mano no. Con la boquita. Me lo debes por el daño que me has hecho al meterlo.- me dijo Verónica.
- Eres una zorrita. Aprendes muy rápido.- le contesté.
- Eso es porque he aprendido de la mayor puta de la universidad.- me contestó.

Halagada por aquel insulto, me arrodillé delante de su culo y volviendo a separar sus nalgas lleve mi boca al pepino. Intente tirar succionando, pero no conseguí apenas moverlo de donde estaba.

- Vamos perrita, saca tu juguete.- me dijo Verónica.

Volví a intentarlo, pero nada. La muy guarra estaba apretando su ano para que yo no pudiera sacarlo. Clavé mis dientes en aquel falo verde y ahora sí, fui sacando el pepino venciendo la presión que ella hacía con su culo.

- ¡Aahhh!- gemía ella al notar como salía.

Cuando por fin saqué del todo aquello, comprobé como su, antes pequeño agujerito, ahora estaba completamente abierto. Ella se incorporó y se dio la vuelta, mientras yo me quedé arrodillada con aquello en mi boca.

- Me duele horrores mi pobre culito.- dijo ella llevándose la mano atrás.
- Ormal, o enes mu aieto.- intente decir con mi boca llena.
- ¡Jajaja! Así de estúpida sonaba yo ¿verdad?- me preguntó.
- ¡iii!- atiné a contestar.
- ¡Jajaja! Trae anda, que ahora va a ocupar otro culo esta afortunada hortaliza.- me dijo ella, cogiendo el pepino de mi boca.
- Ponte contra esa mesa, con ese culito lindo hacia mí.- me ordenó, la que hasta hace un momento fue mi esclava.

Ande de rodillas hasta la mesa, para aumentar mi humillación. Ahora que ya no tenía que dominarla, quería que mi amiga supiera lo buena sumisa que era. Me puse de pie y pegué mi pecho y mi cara en la madera de la mesa. Levanté mi corta falda, llevé mis manos a mi culo, y me lo abrí para mi amiga.

- Toda tuyo Verónica, hazlo como tú quieras. Me lo merezco por haberte metido en todo esto.

Se acercó a mí y pasando mi futuro invitado por entre mis nalgas me dijo:

- Debería metértelo de golpe. Como tú me has hecho.- me dijo.
- Pero yo primero te metí los deditos, además te chupé el culo para ensalivarlo bien.- le dije, buscando un poco de piedad.
- Es verdad. Se me olvidaba que me has comido el culo, pues entonces te daré a elegir. O te dilato el ojete con mis dedos o te lo lubrico con mi lengua. Tú decides.

No sabía que decidir. Sabía por mi experiencia que con sus dedos conseguiría dilatarme mucho más que si usaba su lengua, por mucho que me lubricase. Pero sentir lo que sería que me comiera el culo mi amiga Verónica…

- ¡Cómeme el culo Verónica!- le dije, sabiendo que después me arrepentiría.
- Como tú quieras. Luego no llores como una niña de papá.- me dijo, mientras notaba como se agachaba al rozarse sus grandes pechos contra mi culo en pompa.

Continuara.......


Licencia de Creative Commons

Ama y sumisa 2 es un relato escrito por Sonia VLC publicado el 11-07-2022 21:53:10 y bajo licencia de Creative Commons.

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