Mi libro

Anoche,
ahogada por ei insomnio
tomé un libro,
lo puse sobre mis muslos.

Tan fino y aterciopelado era,
que corté mis uñas
para no lastimar
esas suaves páginas.

Reconocer su textura era
como tocar los pétalos de una flor,
tal vez de una bella rosa,
suaves y delicados,
una sensación que me invitaba
a saborear cada una de sus letras,
ellas, al tacto de mis dedos
parecían gritarme
que no dejara de leer,
que no me cansara de hojear.

Era algo tan delicioso
que comencé a introducir mis dedos más y más en cada página.
hasta que en un momento todo fue
un gran derroche de placer.

Mi corazón se aceleraba,
mis muslos poseídos
por un ligero temblor,
Mis dedos comenzaron
a mojarse cada vez más.

Era algo tan sumamente intenso,
que decidí leer y hojear más rápido
para llegar a su contenido.

Y fue así que mis dedos penetraron hasta lo más profundo de sus páginas,
mi corazón comenzó a latir
con más y más fuerza.

Mis muslos temblaban,
húmedos y mojados,
saboreaba el placer de esas páginas
poco a poco se abrían con dulzura
para dar paso al instante
a un torrente de emociones,
que sentí desbordarse
como ardientes cascadas.

Ya llegaba el momento cumbre,
el más hermoso y apasionado,
mi respiración, profunda y agitada.

Entonces mojé
los dedos en mi boca,
y sin dudarlo pasé
una página más.