Atados
Te espero como siempre,
ansiosa de lujuria,
de tu viril erotismo,
dueño de mi alma,
señor de la noche.
Así te gusta encontrarme,
vestida de azul
a la luz de las velas,
me tendrás como quieras
para hacerme el amor
hasta dejarme sin aliento,
moribunda de placer.
Y si al llegar me hallas dormida
solamente dame un beso
que despierte el deseo,
deja impregnada tu esencia
en ese bendito momento,
las manos atadas,
los cuerpos sedientos.
Haz una casa
entre mis piernas,
ahí te sentirás cálido,
fuera hace frío,
el sol aún no despierta,
no arde todavía el cielo,
adentrémonos juntos.
Pasea con la boca
sobre mi pecho,
bésame los senos,
siente a qué sabe mi piel
cuando acaricias mi sexo,
solo tú logras humedecer
mi más profundo universo.
Cosecha de gemidos
con tu mar dentro,
llega con ardor
a la orilla de mis labios,
para calar las sábanas
con lluvia y nieve.
Y volemos nuevamente
como pétalos de otoño,
tantas veces como exija
nuestro propio aliento,
cuando descubras mis rincones
con tu pervertido deseo.
Fundidos nuestros sexos
en el calor de un abrazo,
atados a ese inmenso latido
que nos lleva hasta el
orgasmo.
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